Después de 30 años de conflicto, Transnístria sigue siendo una bomba de relojería que podría explotar en cualquier momento. El Kremlin ha utilizado la problemática del conflicto para generar inestabilidad en la región y también, por qué no decirlo, obstaculizar la entrada de Moldavia en la UE y bloquear su entrada en la OTAN. La situación es complicada. El gobierno moldavo habla de proceso de paz, pero también de la necesidad de "un gradual reintegro total de la región en la República de Moldavia por medios legales y en un escenario de diálogo" entre las partes, mientras el gobierno de Tiraspol desconfía de sus intenciones, a la vez que es una parte importante de la estrategia de Moscú. Por su parte, Ucrania también habla de solucionar la disputa "a través de la diplomacia", tal como destaca La Razón. Ahora bien, el conflicto podría ir a más y escalar más rápido. En un congreso, previsto para este miércoles, los diputados de la región reclamarán su incorporación a la Federación Rusa. Siempre que se han convocado este tipo de congresos, ha sido para ocasiones importantes, tal como destaca El País.
Según Ghenadie Ciorba, un político disidente de Transnistria —destaca el mismo diario—, el congreso se dirigirá a Rusia para pedirle que acoja a la región secesionista en su territorio. No es la primera vez que se hace algo así, ya sucedió en 2006, a través de un referéndum donde, supuestamente, el 97% de la población se mostró a favor de la integración en Rusia. En aquel momento, sin embargo, no se reconoció ni la consulta ni el Estado. Pero las cosas podrían cambiar en Moscú.
Desde hace tiempo, desde Tiraspol se ha dicho que tanto Moldavia como Ucrania se preparan para ahogar a la región. Hecho que ambas partes han negado categóricamente. Ahora bien, cualquier comentario es bueno para hacer volar fantasmas. Hace justo un año, la agencia de noticias rusa TASS informó de que los servicios de seguridad de la región habrían frustrado un intento de asesinato del líder internacionalmente no reconocido Vadim Krasnoselsky. Los intentos de asesinato de varios funcionarios de Transnistria se han perpetrado siguiendo las instrucciones del servicio de seguridad ucraniano del SBU, según ha informado el ministerio de seguridad estatal de la república. Los sospechosos de preparar un intento de asesinato del líder de Transnistria fueron detenidos y están siendo interrogados", decía entonces un comunicado. Las informaciones, sin embargo, no pudieron ser verificadas en aquel momento.
Tensiones desde hace años
Días antes de este hecho, Moscú anunció que estaba preocupada por la situación de la región de Transnistria y decía seguir los acontecimientos de muy cerca. Las tensiones estaban creciendo, ya que, además, la presidenta moldava, Maia Sandu, acusó a Rusia de utilizar "saboteadores" para potenciar los disturbios en medio de un periodo de inestabilidad política. Rusia ha sido acusada recientemente de querer provocar o estar impulsando un golpe de estado en Moldavia, un país que hace frontera con el suroeste de Ucrania y que podría arrastrar a la nación a la guerra del Kremlin.
En el territorio de Transnistria, declarado prorruso, Moscú tiene un punto de apoyo militar. Eso ha provocado temores y miedos. Moldavia ha estado enfrentándose a las tensiones crecientes tanto por su gobierno proeuropeo como por sus partidos opositores próximos. El invierno pasado, la presidenta Maia Sandu acusó a Rusia de conspirar para derrocar a su gobierno y descarrilar sus aspiraciones de unirse a la Unión Europea. "Algunos quieren que nuestro país caiga para instalarse (en la capital) un gobierno esclavizado a los intereses del Kremlin", exponía Sandu. Moscú ha negado estas declaraciones y ha dicho que eran un intento de las autoridades de Moldavia de distraer la atención de sus "fracasos sociales y económicos".
Un conflicto congelado
Varios analistas no descartaban que el "conflicto congelado" de Transnistria, pudiera ser un desencadenante para que Moldavia renunciara a su neutralidad en el futuro. A día de hoy este conflicto está bajo control relativo. Por ahora no se ha disparado ni un solo tiro desde 1992, cuando el enfrentamiento entre Chisinau y la no reconocida "Moldavia de Transnistria" entró en una fase pacífica. Rusia prometió salir de la región a finales de la década de 1990, pero hasta ahora no ha cumplido su obligación.
El artículo 11 de la Constitución de Moldavia establece que "La República proclama su neutralidad permanente, [...] no permite el despliegue de fuerzas militares de otros estados en su territorio", según recuerda el portal Euronews. Quién sabe si el escenario cambia con la invasión rusa de Ucrania, y el país decide abandonar su neutralidad.