La justicia francesa ha dado este martes el pistoletazo de salida a lo que será uno de los juicios más importantes contra el gobierno de Siria. Tres mandatarios del régimen sirio muy próximos al presidente del país, Bashar Al Asad, han sido citados a declarar y acusados de haber cometido crímenes contra la humanidad. Todos ellos están procesados por la detención, la tortura y la desaparición de un padre y un hijo con doble nacionalidad siria y francesa en noviembre del 2013. Mazen y Patrick Dabbagh, así es como se llamaban las víctimas, fueron secuestrados en el aeropuerto militar de Mezzeh, en Damasco, donde está la sede de los servicios de inteligencia del régimen de Al Asad. "Dijeron ser los servicios de inteligencia del Ejército del Aire, pidieron ver al hijo para interrogarlos, registraron la casa, se llevaron los teléfonos móviles, los ordenadores y el dinero," ha explicado el tío y hermano de los desaparecidos, Obeida Babbagh. El juicio será en rebeldía, una posibilidad que contempla el derecho penal francés cuando los acusados no comparecen anten el juez.

Los acusados son el jefe de la Dirección General de Inteligencia y Seguridad del Estado, el general Ali Mamlouk; el director de la Dirección del Ejército del Aire, Jamil Hassan; y el director de la Subdivisión de Investigación del Servicio de Inteligencia del Ejército del Aire, Abdel Salam Mahmoud. La justicia francesa ha dictado once órdenes de detención contra altos cargos sirios los últimos años.

En el momento de los hechos, Mazen, de 54 años, era consejero educativo en el liceo francés Charles-de-Gaulle de Damasco y su hijo, Patrick, tenía 19 años y estudiaba psicología. Padre e hijo eran abiertamente contrarios al régimen, aunque no habían participado en las protestas contra la supuesta corrupción política y la violación de derechos humanos de marzo del 2011 en el marco de la Primavera Árabe.

Confirman las muertes cinco años después de la desaparición

Cinco años más tarde de la desaparición de los Dabbagh, en septiembre del 2018, Obeida Babbagh tuvo la confirmación de que sus familiares habían sido asesinados y torturados. La noticia la supo cuando recibió los certificados de defunción de Mazen y Patrick. "Estamos bastante tristes, pero personalmente me alegro de que el juicio haya llegado a buen puerto, es una victoria", ha dicho el tío, que hace una década que lucha para que los responsables paguen por la muerte de su hermano y su sobrino. En este sentido, la abogada de la familia ha añadido que este juicio es "la responsabilidad mayor por la cual ha juzgado el régimen sirio".