Un día después de firmar los nuevos aranceles contra Canadá, México y China, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha reconocido que la medida causará "dolor" a los ciudadanos norteamericanos, pero los ha defendido al decir que el resultado final "merecerá el precio a pagar". A medida que las industrias se preparan para los nuevos gravámenes —del 25% para bienes de México y Canadá, y del 10% para las importaciones de China— el republicano ha dado la razón a los economistas más pesimistas, los cuales vaticinan que los aranceles tendrán impacto en los consumidores. Las nuevas imposiciones entrarán en vigor este martes y Trump ha asegurado que "esta será la edad de oro de América".

El presidente ha cumplido este sábado sus amenazas y ha firmado las tres órdenes ejecutivas por separado desde su residencia privada en Mar-a-Lago, Florida. Antes, sin embargo, Trump no se reunió ni habló por teléfono con el primer ministro del Canadá, Justin Trudeau. Tampoco con la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum. Trudeau ha revelado que ha intentado contactar con el magnate desde el día de su investidura, el 20 de enero, pero este no ha hecho caso a sus demandas. La decisión del republicano supone también una estocada mortal al T-MEC, el tratado de libre comercio que liga a los tres países norteamericanos desde 1994.

Trump ha insistido —en mayúsculas— en su plataforma, Truth Social, que los Estados Unidos tienen "grandes déficits" con Canadá, México y China, y que estos permiten la entrada de "delincuencia" y "drogas venenosas". Con todo, el mandatario ha sentenciado que es hora de dejar de ser "el país estúpido". Los aranceles, pues, nacen como una medida que sirve para frenar el flujo de inmigrantes y sustancias ilegales. Sheinbaum ha cargado contra las "calumnias" del presidente estadounidense sobre supuestas alianzas de su gobierno con el narcotráfico, cosa que ha negado "categóricamente", y ha acusado a Trump de intentar una "injerencia" sobre México. Por su parte, Trudeau ha dicho que "ahora es el momento de elegir productos hechos aquí mismo en Canadá". “Comprovad las etiquetas. Hagamos nuestra parte. Allí donde podamos, elijamos Canadá”, ha insistido.

El mensaje del presidente ha ido dirigido a un supuesto "lobby" globalista contra los aranceles, el cual "subvenciona a otros países" y estos "pagan una pequeña fracción del coste que los ciudadanos norteamericanos pagan por los medicamentos y fármacos". Lo que no ha querido detallar Trump cuando ha hablado de "dolor" para los norteamericanos es que la iniciativa subirá los precios de una extensa variedad de bienes comunes, desde aguacates hasta zapatillas deportivas y coches. En este sentido, el grupo de investigación no partidista Tax Foundation ha estimado que los gravámenes reducirán el PIB de Estados Unidos en 0,4%, disminuirán el empleo en 344.000 puestos de trabajo y supondrán un aumento medio de 830 dólares por cada hogar del país en 2025.

Una guerra comercial en el horizonte

Los aranceles de Trump amenazan con llevar a los Estados Unidos a una guerra comercial a tres bandas. Los tres países afectados han hecho caso omiso de las advertencias del magnate sobre aumentar sus gravámenes si tomaban represalias. Canadá y México ya se han movido para ejecutar sus vendettas, de mala gana, en el caso del primer ministro Justin Trudeau, que ha lamentado durante un discurso desde Ottawa que "no queremos estar aquí".

Por su parte, el vicepresidente J. D. Vance ha asegurado que el país está harto de que otros se aprovechen de su economía. "Todavía tenemos, gracias a Dios, la economía más grande del mundo entero, las mejores personas y los mejores trabajadores, pero el mensaje de Trump a todo el mundo es muy claro, estamos cansados de que se aprovechen y tenemos un presidente que vela por los intereses de los ciudadanos norteamericanos", ha declarado en una entrevista a Fox News.