Desde su retorno al despacho oval, Donald Trump ha sacudido el mundo entero con sus amenazas y la unilateralidad que tanto lo caracteriza. Una de las regiones más pendiente de los movimientos del magnate es Oriente Medio, pero no solo se trata de Israel y Palestina. El presidente de los Estados Unidos reconoció el viernes que había enviado una carta al líder supremo iraní, Ali Khamenei, proponiendo la reapertura de negociaciones sobre el programa nuclear del país. El mandatario norteamericano advirtió que no permitiría que la república islámica desarrollara este tipo de armamento porque, en el caso de llegar a esta "terrible" situación, la Casa Blanca se vería obligada a emprender una acción militar contra Teherán. Es el modus operandi del republicano, la petición o consejo proseguida de una advertencia para asegurarse de que lo han escuchado. Trump explicó en una entrevista a Fox que su carta instaba a Khamenei a considerar la vía diplomática como alternativa a una respuesta más belicista. "Hay dos maneras de abordar esto: o por la vía militar o pactando un acuerdo y preferiría esto último. No quiero hacer daño a la gente de Irán", declaró.
🇺🇸🇮🇷 President Trump on Iran:
— The Global Beacon (@globalbeaconn) March 9, 2025
There are two ways to handle Iran: militarily or you make deal. I prefer a deal because I don't want to hurt the Iranian people. pic.twitter.com/sbkX3kBf36
El presidente norteamericano insistió en que el tiempo se agota y que había que encontrar una solución inminente. Pues bien, la respuesta del régimen islámico ha llegado este domingo de la mano de la misión iraní ante las Naciones Unidas. El organismo ha emitido un comunicado en que abre la puerta a posibles negociaciones, pero estableciendo límites claros. Según han indicado en la red social X, Teherán estaría dispuesto a iniciar conversaciones con Washington, pero solo para abordar la dimensión militar de su programa nuclear. Irán ha dejado claro que no aceptará ninguna negociación que implique el desmantelamiento de su programa nuclear con finalidades civiles, un derecho que considera irrenunciable. "Si el objetivo de las negociaciones son las preocupaciones vis-à-vis de cualquier posible militarización del programa nuclear de Irán, se pueden considerar estos contactos", ha afirmado la representación diplomática iraní. En cambio, si el objetivo es desmantelar completamente su programa nuclear pacífico, el diálogo no tendrá lugar.
Con esta resposta, el régimen de Irán marca un límite claro a la propuesta de Trump y evidencia que no está dispuesto a aceptar ningún acuerdo que ponga en duda su derecho a desarrollar energía nuclear con finalidades civiles. La postura de Teherán refleja su voluntad de mantener una cierta apertura al diálogo, pero sin ceder en lo que considera una cuestión de soberanía nacional. Mientras tanto, la Casa Blanca sigue buscando reactivar la diplomacia en un escenario internacional marcado por tensiones crecientes en Oriente Medio. El avance de estas negociaciones determinará si Washington y Teherán consiguen llegar a un nuevo consenso o si la posibilidad de una escalada militar se convierte en una realidad más próxima. La respuesta de Irán deja ahora la pelota en el tejado de Trump, que tendrá que decidir si acepta estas condiciones o presiona todavía más el régimen iraní con nuevas medidas.
El precedente de 2018
Esta iniciativa llega después de que en 2018, durante su primer mandato, Trump retirara unilateralmente a los Estados Unidos del acuerdo nuclear firmado entre Irán y varias potencias mundiales durante la administración de Barack Obama. Su salida dejó en suspense un pacto que permitía a Irán reanudar relaciones comerciales con los mercados internacionales a cambio de limitar su programa nuclear. Desde entonces, las relaciones entre Washington y Teherán han estado marcadas por la tensión, con múltiples sanciones económicas impuestas por los EE.UU. y un creciente enfrentamiento diplomático. Irán, en respuesta, empezó a incumplir algunas de las limitaciones establecidas en el acuerdo, aumentando gradualmente los niveles de enriquecimiento de uranio. Los intentos posteriores de reavivar el acuerdo por parte de la administración Biden no consiguieron ningún avance significativo, manteniendo el estancamiento en la relación entre ambos países.