El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado la imposición de aranceles del 25% a todos los automóviles importados que no sean fabricados en el país. Esta medida, presentada este miércoles desde el despacho oval, tiene como objetivo incentivar la producción nacional y reducir el déficit comercial, y agrava al mismo tiempo la guerra comercial entre la Casa Blanca y sus socios. El magnate ha asegurado que la medida animará a los fabricantes nacionales a invertir en EE.UU.: “Ya están buscando sitios”, ha afirmado el mandatario, en referencia a posibles inversiones.

“Si fabricas tu coche en Estados Unidos, no hay aranceles”, ha dicho Trump. Las acciones de los principales fabricantes de automóviles estadounidenses han caído en las últimas semanas. Las acciones de Ford Motor cayeron un 2%, las de General Motors cayeron un 2,3% y las del propietario de Jeep, Stellantis, descendieron un 3%. La intención del republicano es incentivar la producción nacional en un contexto en el que ningún coche conducido al país tiene piezas fabricadas exclusivamente en EE.UU. La mayoría de los vehículos que poseen el 50% o más de sus piezas de proveedores nacionales son construidos por Tesla o por marcas extranjeras con plantas de montaje en el país, como es el caso de Honda, Hyundai, Kia, Nissan, Mazda, Subaru y Toyota. México es el principal importador de automóviles en Estados Unidos, con una representación del 14%, seguido de Japón, Corea del Sur, Unión Europea y Canadá.

Los nuevos aranceles de Trump llegan solo una semana antes del 2 de abril, la fecha tachada por Trump como el “día de la liberación”, momento en el que ha prometido desplegar una serie de nuevas imposiciones arancelarias contra muchos de los socios comerciales de Estados Unidos, incluidos los aliados históricos, que afectarán a una amplia gama de bienes. Trump había insinuado en los últimos días que una declaración separada sobre las tasas de los automóviles podría llegar, y este miércoles lo ha cumplido.

Sin embargo, los anuncios de Trump han incrementado la incertidumbre respecto a la economía estadounidense y muchos inversores han perdido su confianza con la economía más potente de todo el mundo. Aunque algunos indicadores económicos han sugerido que Estados Unidos sigue estable, el departamento de Comercio informó el martes de que los pedidos de empresas realizados en las fábricas del país han disminuido de forma inesperada un 0,3% el pasado mes, la primera caída desde octubre.