El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha recibido este lunes en el Despacho Oval al presidente de El Salvador, el autócrata y populista Nayib Bukele. No es una visita cualquiera y está cargada de simbolismo, supone una exhibición pública de alcance global de buena sintonía entre el presidente de la principal potencia mundial con uno de los líderes representantes del populismo contemporáneo de la América Latina y, además, considerado un dirigente autócrata. Durante el encuentro en la Casa Blanca, Bukele ha mostrado plena disposición para seguir colaborando con EE. UU., país que, según su opinión, tiene un problema "con el crimen y el terrorismo". El Salvador, ha dicho, desea ayudar a Trump en esta guerra, según recoge la agencia Efe.
"Estamos deseando ayudar. Sabemos que tienen un problema con el crimen, un problema de terrorismo, y que necesitan ayuda. Somos un país pequeño, pero si podemos ayudar, lo haremos", ha indicado el líder salvadoreño, que ha calificado de honor ser recibido en el Despacho Oval al lado del "presidente y líder del mundo libre", en referencia a Donald Trump. Los dos dirigentes han tratado a la reunión de este lunes aspectos relativos a los pactos en inmigración. De hecho, Bukele ha aprovechado el encuentro para afirmar que no tiene pensado devolver al hombre deportado por error a El Salvador, aunque podría liberarlo. "No tengo el poder para hacerlo y no puedo enviar a un terrorista a Estados Unidos", ha dicho. El hombre deportado por un error administrativo es Kilmar Ábrego García, ciudadano salvadoreño residente en Maryland y casado con una norteamericana. Fue deportado en su país e internado en una prisión de máxima seguridad.
Reuniones con otros presidentes latinoamericanos
Trump ya había recibido a otros presidentes latinoamericanos desde el inicio de su segundo mandato el pasado 20 de enero, pero esta ocasión ha sido especial porque es la primera que el encuentro tiene lugar en la sede de la presidencia en Washington y no en su residencia privada de Mar-a-Lago en Florida. Ante la prensa, Bukele ha sacado pecho de que la capital de su país haya dejado de ser "la capital mundial del asesinato" y que El Salvador se haya transformado en el país más seguro de Latinoamérica: "Algunas veces se dice que encarcelamos a miles. A mí me gusta decir que de hecho liberamos a millones", ha remarcado.
Las principales organizaciones de derechos humanos tienen el sistema carcelario de Bukele en el punto de mira. Un informe reciente de Human Rights Watch acusa los gobiernos de Estados Unidos y El Salvador de estar enviando los migrantes a una "desaparición forzosa" y de mantenerlos incomunicados de sus familiares, sin defensa legal.