España interesa muy poco a Donald Trump. Este lunes se cumplió una semana desde que fue investido presidente y se consumó su retorno a la Casa Blanca cuatro años después. Pero el paso del tiempo no parece haber aumentado la importancia que pueda tener España en la política exterior del nuevo gabinete norteamericano. Así se demuestra en el hecho de que el gobierno Trump ha dejado a España fuera de la primera ronda de contactos entre su gabinete y los distintos países, una lista que delimita las prioridades de Estados Unidos, entre las que no está España. El nuevo secretario de estado norteamericano, Marco Rubio, ha mantenido contactos, ya sea mediante conversaciones o reuniones, con 34 presidentes, primeros ministros o titulares de exteriores, entre ellos, Marruecos, los países bálticos, Polonia, Hungría, Italia, Francia, Alemania, el Reino Unido o Dinamarca. España, mientras tanto, seguirá esperando, como ya ocurrió en el primer mandato de Trump.

Diferencias políticas

España no cuenta con demasiados argumentos para despertar la curiosidad o el interés político del republicano, más bien al contrario. No es una potencia nuclear, no tiene frontera con Rusia y el actual presidente español, Pedro Sánchez, ya ha tenido sus rifirrafes con la administración Trump y su entorno, y se han evidenciado las diferencias políticas que separan a ambos gobiernos. Pero a Mariano Rajoy tampoco le fue mucho mejor en 2017. Trump fue elegido el 20 de enero y no fue hasta el 7 de febrero cuando se produjo la primera conversación entre presidentes, pero parece que Sánchez tendrá que esperar mucho más. Durante ese mandato, Trump y Rajoy se conocieron en persona y mantuvieron algunos encuentros, el primero en mayo, durante una reunión especial de la OTAN celebrada en Bruselas, y otro en julio, durante la cumbre del G-20 en Hamburgo. En agosto de 2017 también hubo una llamada de Trump al presidente español para expresar sus condolencias por los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils. Pero Rajoy no pudo visitar la Casa Blanca hasta el 26 de septiembre y no parece que Sánchez sea un presidente que será recibido por Trump, lo que sí ha hecho ya con Viktor Orbán, Giorgia Meloni, Nayib Bukele o Javier Milei, próximos ideológicamente.

Los 'feos' de Sánchez

Sánchez, sin embargo, no ha empezado con buen pie el segundo mandato de Trump. Ya antes de que el republicano llegara a la Casa Blanca, en julio de 2024, el presidente español se había posicionado claramente por Joe Biden sobre Trump en una reunión en la OTAN. "No escondo mi preferencia, he estado tanto con Joe Biden como con Donald Trump, pero como presidente progresista, prefiero a Biden", declaró. Y ya se conoce que Trump tiene un espíritu vengativo muy acusado. Solo algunos ejemplos: ha despedido a los trabajadores del Departamento de Justicia que estuvieron involucrados en investigaciones contra él, ha despedido a más de un millar de designados presidenciales de la administración anterior, como José Andrés, del Consejo Presidencial de Deportes, Fitness y Nutrición, o Mark Milley, del Consejo Asesor Nacional de Infraestructura. Por instrucción del propio Trump, el Pentágono también ha retirado el retrato del general Milley, su antiguo jefe del Estado Mayor, que había acusado a Trump de tener inclinaciones "fascistas" durante la campaña electoral.

El presidente español, además se ha erigido en un líder opositor dentro de la Unión Europea a las nuevas políticas de Trump, sobre todo en relación con el peligro al que están sometidas las democracias por la interferencia de lo que él denomina "tecnocasta" de Silicon Valley, refiriéndose a los grandes magnates tecnológicos, como Elon Musk, que apoyan a Trump. "La tecnocasta de Silicon Valley está intentando utilizar su poder omnímodo sobre las redes sociales para controlar el debate público y, por lo tanto, la acción gubernamental, ni más ni menos que de todo Occidente". Sánchez instó a Europa a "plantar cara a esta amenaza y a defender la democracia. "La democracia no es un euro un voto; no es un tuit un voto; es una persona un voto".

No es la única crítica que ha hecho Sánchez a las políticas de Washington bajo el mandato de Trump. En un discurso reciente, el presidente español lanzó un mensaje al republicano y reformuló el eslogan "Drill, Baby, Drill" (perfora, niña, perfora) de Trump, por el Green, Baby, Green, reivindicando el potencial renovable de España ante la política energética de Trump basada en hidrocarburos. Pero las diferencias políticas entre el nuevo gobierno estadounidense y el español también se manifiestan en enfoques cruciales de temas como la guerra en Ucrania o el conflicto en el Oriente Próximo.

Del gasto en defensa a los BRICS

El presidente estadounidense, por su parte, también se ha mostrado crítico con España por su bajo gasto en defensa respecto a su PIB, llegando incluso a increpar al presidente Sánchez durante una cumbre de la OTAN en 2018. En 2024, España dedicó el 1,28% de su PIB al gasto miliar, lo que la sitúa en la cola de los países que más invierten en defensa entre los 31 aliados, y uno de los ocho que todavía no han alcanzado el objetivo, el 2% establecido por la Alianza Atlántica. Y ya en este segundo mandato, Trump confundió a España con un miembro de los BRICS (grupo de economías emergentes que forman Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica —atribuyendo la última S a Spain— e incluso amenazó con imponer aranceles del 100% a las exportaciones españolas.

Uno de los que restó importancia al incidente, que calificó de confusión, fue Vox. Y es que el único político invitado a la investidura de Trump fue el líder del partido de ultraderecha, Santiago Abascal, que asistió en calidad de presidente del partido Patriotas por Europa, uniéndose a otros líderes internacionales afines, como Giorgia Meloni, Javier Milei, Nayib Bukele o Viktor Orbán. Pero a la hora de la verdad, el protagonismo de Abascal en Estados Unidos fue mínimo, y ni siquiera pudo asistir en directo a la toma de posesión, dado que el cambio de ubicación por la climatología obligó a reducir el aforo, y lo tuvo que seguir por televisión en la Heritage Foundation, una destacada organización conservadora norteamericana. La foto de Abascal con Trump, sin embargo, se hará esperar, pero parece que en algún momento se producirá. La de Trump y Sánchez, si coinciden, no parece que será por gusto del presidente estadounidense.