Uno de los signos físicos más característicos de Donald Trump es sin duda su cabello. Su estilo característico, su pelo voluminoso, largo y de color dorado, ha generado imitaciones, análisis y especulaciones a lo largo de los años, porque el cabello ha sido un elemento central de su imagen pública y objeto de gran atención mediática. El presidente norteamericano, que no deja de sorprender por sus controvertidas decisiones y sus excentricidades, ha firmado este miércoles una orden ejecutiva que levanta las restricciones sobre la cantidad de agua que puede salir de los cabezales de las duchas, una norma que limitaba el caudal que podía salir de los cabezales de ducha disponibles en el mercado a 9 litros de agua por minuto para promover el ahorro y la eficiencia energética. Y la razón que ha esgrimido para justificar esta orden, no es menos insólita: "Me gusta ducharme bien para cuidar mi hermoso cabello... Tengo que estar de pie en la ducha 15 minutos hasta que se moje... Es ridículo", dijo antes de firmar la orden.

Una norma "excesivamente complicada"

Según un comunicado publicado por la Casa Blanca, titulado "mantenimiento de una presión de agua aceptable en los cabezales de ducha", esta orden exige al secretario de Energía, Chris Wright, rescindir inmediatamente la norma federal "excesivamente complicada que redefinió el término 'cabezal de ducha'" durante los gobiernos de Barack Obama (2009-2017) y Joe Biden (2021-2025). La Casa Blanca presenta la medida como un alivio frente a lo que calificaron de "regulaciones innecesarias" que restringían la libertad de elección de los consumidores. Sin embargo, esta decisión ha generado críticas por su impacto potencial en el consumo de agua y las políticas ambientales. De acuerdo con esta orden ejecutiva, la derogación se hará efectiva después de la fecha de publicación, este 9 de abril.

Una promesa electoral

Trump, que ya había relajado estas normativas durante su primer mandato, argumenta que la baja presión en las duchas era ineficaz, obligando a las personas a gastar más tiempo y agua para obtener el mismo resultado. Según sus declaraciones, esta situación le afectaba especialmente al lavarse el pelo. La nueva orden ejecutiva permite que cada filtro de los cabezales tenga un flujo mayor, eliminando los estándares previos que consideraba "excesivamente complicados". De hecho, Trump ya había anunciado durante la campaña electoral que eliminaría las regulaciones sobre los cabezales de ducha porque por culpa de la poca presión no podía ducharse como él le gusta, una promesa que ahora ha acabado cumpliendo.

Contra la "guerra de Obama-Biden"

Pero más allá de su pelo, la orden de Trump quiere acabar con lo que denominan "la guerra de Obama-Biden contra la presión del agua", y de esta manera, "hacer que las duchas de los Estados Unidos vuelvan a ser grandes otra vez", emulando el lema del Make America Great Again (MAGA) en versión duchas (Makes America's Sowers Great Again). La administración Trump denuncia que esta guerra contra los cabezales de las duchas de los anteriores gobiernos demócratas "convertían un artículo básico del hogar en una pesadilla burocrática. Los cabezales de las duchas ya no serán frágiles e inútiles", afirma el comunicado de la Casa Blanca, que también argumenta que "en los últimos 12 años, estas administraciones promulgaron regulaciones masivas que definían la palabra showerhead (cabezal de ducha). La definición de Biden constaba de la sorprendente cifra de 13.000 palabras. El Oxford English Dictionary, en cambio, define showerhead en una sola frase", afirma la Casa Blanca. "El presidente Trump está volviendo el juicio a al menos una pequeña parte de las regulaciones federales, volviendo al significado sencillo de "cabezal de ducha" de la ley de energía de 1992, que establece un estándar simple de 2,5 galones (aproximadamente 11,37 litros) por minuto para las duchas.

El pelo de Trump, objeto de especulaciones

La orden de Trump ha originado un montón de comentarios en las redes sociales, alimentando las recurrentes especulaciones sobre su cabello a lo largo de los años. Porque a lo largo de su carrera política, su pelo ha sido un tema de conversación en debates públicos. Por ejemplo, a veces se ha especulado sobre posibles trasplantes capilares o incluso sistemas capilares personalizados para mantener su distintivo estilo. Trump utiliza técnicas como el comb-over, donde peina mechones más largos desde los lados hacia adelante para crear la apariencia de una línea capilar más poblada, ocultando áreas con menor densidad capilar. De hecho, ha habido momentos virales, como cuándo una ráfaga de viento despeinó el pelo y dejó expuesta su calva, cosa que generó todavía más curiosidad sobre sus técnicas de peinado.