Donald Trump está ya en tiempo de descuento y en tan solo unas horas ya se convertirá en expresidente de los Estados Unidos. Uno de las últimas decisiones de Trump al frente de la Casa Blanca ha sido conceder una serie de indultos y conmutaciones de penas.
Uno de los indultos más significativos es el que ha concedido a su exasesor Steve Bannon, detenido y acusado de fraude. Se trata del único de los indultados que todavía está pendiente de condena. El resto de agraciados con el perdón del todavía presidente ya tenían condenas firmes.
La medida, aún no confirmada por la Casa Blanca, llega tras días de deliberaciones en el círculo de Trump sobre la idoneidad de indultar a uno de los arquitectos de la campaña presidencial del magnate en 2016 y de sus inicios en el Gobierno.
Pese a su importante rol en esos tiempos, la relación entre Trump y Bannon se rompió a los pocos meses de su llegada a la Casa Blanca cuando el estratega criticó a los hijos del mandatario y fue despedido.
Trump llegó a decir que Bannon, que antes había dirigido el medio ultraderechista y conspiracionista Breitbart News, había "perdido la cabeza", y que "cuando fue despedido lloró y rogó por su puesto".
No obstante, tras años distanciados, la relación se reactivó en las últimas semanas cuando Trump acudió a Bannon para que le asesorara en sus intentos de permanecer en el poder pese a haber salido derrotado en las elecciones.
Las acusaciones contra Bannon
Bannon y otras tres personas fueron imputadas este verano pasado por fiscales federales por supuestamente defraudar a donantes que aportaban dinero para la construcción del muro fronterizo con México. Según la acusación, Bannon se embolsó cerca de un millón de dólares en la operación.
El estratega se declaró no culpable y está a la espera de juicio, por lo que el indulto de Trump entra en la atípica categoría de "preventivo".
Está previsto que Trump abandone la Casa Blanca mañana a primera hora, antes de la investidura de Biden, con quien no se reunirá antes de la ceremonia, como ha ocurrido con procesos de transferencia del poder en el pasado, el último en 2017, cuando Obama mantuvo un encuentro con el ahora mandatario saliente antes ser investido.