El presidente estadounidense, Donald Trump, firmó hoy una orden para desplegar "lo antes posible" un número no determinado de militares de la Guardia Nacional en la frontera con México, en un intento de marcar músculo ante lo que considera un aumento intolerable de la inmigración ilegal. La decisión de Trump llegó después de días de protestas del presidente sobre una caravana de cientos de inmigrantes centroamericanos que se dirigían a Estados Unidos, aunque la Casa Blanca atribuyó la medida al aumento en la llegada de indocumentados al país desde el mes de febrero.
"Seguimos viendo niveles inaceptables de drogas ilegales (...) e inmigración ilegal entrando en nuestra frontera sur. Esto no solo amenaza la seguridad de nuestras comunidades y niños, sino también nuestro sistema legal. Es hora de actuar", dijo la secretaria de Seguridad Nacional de EE.UU., Kristjen Nielsen, en una conferencia de prensa. "Para prevenir esas consecuencias, el presidente ha ordenado que el Departamento de Defensa y el Departamento de Seguridad Nacional que trabajen con nuestros gobernadores (estatales) con el fin de desplegar personal de la Guardia Nacional en la frontera suroeste, para ayudar a la Patrulla Fronteriza", añadió Nielsen.
Aunque Trump tenía la esperanza de que el despliegue comenzase "inmediatamente", según Nielsen, en su orden dio 30 días al Pentágono y a las otras agencias del Gobierno involucradas en la misión para que le presenten un "plan de acción" para militarizar la frontera. El Gobierno de Trump todavía está negociando con los estados de la frontera, que tienen responsabilidad sobre la Guardia Nacional, para determinar las dimensiones de la misión, por lo que aún no está claro ni cuándo se desplegarán los militares, ni cuántos serán, ni cuáles serán el coste y la duración de la operación.
"(El despliegue) se producirá lo antes posible", afirmó la titular de Seguridad Nacional, quien dijo que las conversaciones con los gobernadores de los estados estaban siendo positivas. La ley estadounidense prohíbe usar a los militares para tareas de seguridad y orden público a nivel nacional, por lo que los miembros de la Guardia Nacional -un cuerpo de reserva de las Fuerzas Armadas- tendrán un papel limitado en la frontera y no podrán dedicarse a detener inmigrantes que lleguen a la zona limítrofe.
Se espera que la Guardia Nacional ayude a los agentes fronterizos en tareas de "detección aérea, transporte, reparación del muro fronterizo y apoyo logístico", indicó a Efe la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP). Trump no es el primer presidente estadounidense que envía militares a la frontera con México: en 2006, George W. Bush ordenó desplegar allí a unos 6.000 miembros de la Guardia Nacional, y Barack Obama destinó a 1.200 efectivos de ese mismo cuerpo en 2010.
Pero el Gobierno de Trump no ha marcado una duración fija para la misión de la Guardia Nacional, como sí hizo Bush, quien dio dos años a los militares para reforzar la seguridad en la frontera. Nielsen aseguró que había comunicado a México la decisión de Trump y que el Gobierno mexicano "entiende el deseo" del líder estadounidense de "controlar las entradas de forma ilegal al país" y "respeta la soberanía nacional" de Estados Unidos. "Valoro su alianza y no espero que esta operación afecte en absoluto a esa relación" con México, afirmó la secretaria.
La atención de Trump a los temas migratorios se ha disparado desde el domingo, cuando su programa de televisión favorito, "Fox & Friends", hizo referencia a una caravana de cientos de inmigrantes centroamericanos que recorría México en dirección a EE.UU.. Eso enfureció a Trump, que amenazó a México con cancelar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y a Honduras con retirarle la ayuda exterior si no detenían la caravana. Los integrantes de esa caravana seguían hoy su recorrido por México, pero no planean llegar a Estados Unidos, sino que culminarán su trayecto en la capital mexicana, en un intento de llamar la atención sobre la suerte de los inmigrantes que hacen la travesía.
La Casa Blanca evitó relacionar el anuncio sobre la Guardia Nacional con la caravana, aunque el fiscal general de EE.UU., Jeff Sessions, sí pareció hacerlo en un comunicado, en el que celebró el "éxito" de los esfuerzos de Trump para "detener" a los inmigrantes. En cambio, Nielsen vinculó el anuncio con el reciente aumento en las aprehensiones de indocumentados en la frontera.
Cuando Trump llegó al poder en enero del año pasado, la cifra de detenciones en la frontera con México bajó significativamente por lo que los expertos llamaron "efecto Trump", porque su retórica había intimidado a los inmigrantes y les disuadía de acercarse a EE.UU.. Nielsen avisó hoy de que ese "efecto Trump" se está acabando, porque en febrero de este año la Patrulla Fronteriza efectuó 36.695 detenciones, lo que supone un incremento del 55 % con respecto al mismo mes de 2017, cuando hubo 36.695 arrestos. Sin embargo, febrero es el único mes de este año fiscal (de octubre de 2017 a septiembre de 2018) en el que se ha registrado un incremento en el número de arrestos. En el año fiscal anterior se registró la cifra más baja de arrestos desde 1971, con 310.531 detenciones.