El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, firmó este viernes una orden para proteger los monumentos, memoriales y estatuas después de que hayan sido blanco de ataques en medio de las protestas antiracistas. La orden del presidente expone que castiga con "largas penas de prisión" a los responsables.
"Acabo de tener el privilegio de firmar una Orden Ejecutiva muy fuerte que protege los Monumentos, Memoriales y Estatuas y combate la Violencia Criminal reciente. ¡Largas penas de prisión por estos actos ilegales contra nuestro Gran País!", anunció Trump en Twitter.
La orden ejecutiva indica que el Gobierno federal se asegurará que cualquier persona que ataque monumentos sea procesado y enfrente penas de hasta 10 años de cárcel. La orden también establece qué fuerzas de seguridad federales intervendrán para proteger los monumentos cuando las autoridades locales no lo hagan.
Trump ya anunció el pasado martes estas penas de cárcel y aseguró que había autorizado a arrestar "a cualquiera que vandalice o destruya cualquier monumento, estatua u otra propiedad federal en EE.UU." y amenazó con aplicar la "Ley de Preservación de Memoriales de Veteranos o cualquier otra legislación que pueda ser pertinente".
Ataques a estatuas de esclavistas
En medio de la efervescencia de las protestas que recorrieron el país tras la muerte, a manos de un policía blanco, del afroamericano George Floyd, el pasado 25 de mayo, las estatuas de personajes históricos, la mayoría esclavistas, han sido víctimas de ataques e incluso removidas por la multitud, algo que Trump ha criticado con dureza.
El principal objetivo de los manifestantes han sido los símbolos confederados -defensores de la esclavitud durante la Guerra de Secesión- que abundan sobre todo en los estados del sur del país, pero también han sido atacadas estatuas de los conquistadores españoles o de los "padres fundadores" de Estados Unidos.
Incluso, el pasado 22 de junio, policías federales evitaron que manifestantes cargaran contra la estatua del expresidente Andrew Jackson (1829-1837), situada a escasos metros de la Casa Blanca, en el Parque Lafayette, que ha sido epicentro de las protestas raciales en Washington por su ubicación, justo enfrente de la residencia del presidente. La intervención policial evitó que la estatua en la que Jackson aparece montado en un caballo que se alza sobre sus dos patas traseras, fuera derribada, ya que los manifestantes había colocado ya cuerdas y cadenas para sacarla del lugar.
Las movilizaciones raciales han dado paso además a medidas adoptadas por las autoridades locales, como en el caso de las localidades de Newark y Camden, en el estado de Nueva Jersey, de retirar algunas estatuas de sitios públicos. Justo este viernes, una estatua de Cristobal Colón fue retirada de un parque en Newark, ya que, según su alcalde, Ras Baraka, representa un "símbolo de opresión y de supremacismo blanco".
Mientras que la orden del gobernador de Virgina, Ralph Northam, de quitar el monumento al general Robert E. Lee, comandante de los ejércitos de la Confederación en la Guerra Civil estadounidense (1861-1865), llegó a manos de un juez, que el pasado 9 de junio suspendió la medida durante diez días.