Este domingo 9 de febrero se celebra la LIX Super Bowl en el Caesars Superdome de Nueva Orleans, que enfrentará a los Kansas City Chiefs (el equipo de Travis Kelce, el novio de su amiga Taylor Swift) y a los Philadelphia Eagles. Si ya de por sí la Super Bowl es uno de los espectáculos deportivos más mediáticos del mundo, y un fenómeno cultural y publicitario que trasciende el deporte, la edición de este año tendrá una trascendencia histórica porque será la primera final de la NFL a la que asiste un presidente de los Estados Unidos en activo. O, lo que es lo mismo, Donald Trump se convertirá en el primer presidente en activo al asistir a la final del deporte "made in USA" por excelencia. La Casa Blanca todavía no ha confirmado la asistencia de Trump a este acontecimiento, pero se da por hecha según los medios norteamericanos —la CNN cita fuentes de un funcionario del gobierno Trump—, lo que implica que se reforzará la seguridad y que el evento requiere de una planificación para extremar las medidas de protección.

Nueva Orleans y el recuerdo del atentado

La celebración de la Super Bowl ya está marcada por un gran dispositivo de seguridad, más allá de la asistencia de Trump, pero en esta ocasión, el evento está rodeado de dos circunstancias especiales. Por una parte, el recuerdo del atentado que se produjo el 31 de diciembre en el barrio francés de Nueva Orleans, cuando un atropello masivo y un tiroteo provocaron 15 muertes. Por otra parte, la presencia del presidente de los Estados Unidos supone un gran desafío de seguridad. El Servicio Secreto de los Estados Unidos lleva días trabajando sobre el terreno, con personal en la ciudad y en el escenario de la final, preparando la visita presidencial. El evento está designado como un NSSE (acontecimiento nacional de seguridad especial), y esto implica una estrategia de seguridad integral. Entre las personalidades políticas que también han confirmado su presencia está la del presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, originario de Luisiana.

Con el deporte americano

Además de asistir al partido, Trump planea participar en una entrevista con Bret Baier, de Fox News, como parte de la programación previa a la Super Bowl. El presidente norteamericano ha estado muy involucrado en los acontecimientos deportivos desde que asumió el segundo mandato. Este martes recibió a los campeones de la NHL del 2024, los Florida Panthers, en la Casa Blanca, antes de volver a optar a ganar el Stanley Lagar, dado que son los favoritos para ganar el prestigioso trofeo en la edición de 2025. Además, se ha mostrado muy interesado por los grandes acontecimientos deportivos que Estados Unidos acogerá en los próximos tiempos, como el Mundial de Clubs de este 2025, la Copa del Mundo de Fútbol de 2026 y los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 2028. Así, recientemente se reunió con Gianni Infantino, presidente de la FIFA, en su residencia de Mar-a-Lago de Florida para comentar estos grandes eventos futbolísticos.

Trump será el primer presidente en activo en asistir a la Super Bowl, aunque en otras ocasiones se ha producido la presencia de otros presidentes, pero cuando ya no estaban en el cargo. George H. W. Bush realizó el tradicional lanzamiento de moneda en dos ocasiones, en 2002 después de dejar el cargo, y en 2017, también como expresidente. Ronald Reagan, en 1985, también realizó un lanzamiento de moneda "vía satélite" desde el Despacho Oval.

Exposición mediática multiplicada

La presencia de Trump multiplicará la exposición mediática del presidente, en un acontecimiento que ya de por sí es uno de los más vistos del mundo. La Super Bowl del 2024 atrajo una audiencia total de 123,4 millones de espectadores en todas las plataformas, convirtiéndose en la "transmisión por televisión más vista de la historia" en los Estados Unidos, con 202,4 millones de personas que se conectaron en algún momento durante la transmisión. A escala internacional, consiguió 62,5 millones de espectadores adicionales. La transmisión se realizó a través de múltiples plataformas, incluyendo CBS Television Network, Paramount+, Nickelodeon, Univision, CBS Sports y las propiedades digitales de la NFL. Para la Super Bowl de 2025 se espera que un anuncio de 30 segundos cueste alrededor de los 8 millones de dólares, un aumento respecto a los 7 millones de la edición de 2024.