Mientras Ucrania lucha por contener los primeros movimientos de una esperada ofensiva rusa al este del país, hay nuevamente rumores en algunos sectores diplomáticos sobre la necesidad de impulsar conversaciones de paz. El próximo mes, Suiza será anfitriona de una cumbre internacional de alto nivel para intentar trazar un camino hacia la paz en Ucrania. Y la reunión, sin ningún tipo de duda, provocará discusiones serias sobre cómo poner fin a la guerra, aunque los principales partidarios occidentales de Ucrania ven pocos motivos para iniciar conversaciones con el presidente ruso, Vladímir Putin, quien muestra poco respeto por el Estado de derecho o las normas internacionales. Rusia, de todos modos, no está invitada a la reunión organizada por Suiza.

En descartar el acontecimiento como una estratagema occidental preparada para conseguir un apoyo internacional más amplio para Kyiv, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, acusó Occidente de hacer campaña para persuadir la cantidad mayor posible de países en desarrollo para que asistieran, avergonzando así a Moscú. Mientras tanto, China ha advertido severamente que no participará si Rusia no está representada.

Sin embargo, como el Kremlin no quiere parecer un obstáculo para un fin negociado de la guerra, de vez en cuando le gusta poner de manifiesto que está abierto a conversaciones de paz, sugiriendo que son Ucrania y sus partidarios occidentales los que se muestran obstinados. Por ejemplo, al principio de este año, Putin apuntó el ex primer ministro británico Boris Johnson, culpándolo de arruinar las posibilidades de éxito de las negociaciones de paz celebradas las semanas posteriores a la invasión.

Hace dos semanas, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que estas negociaciones, que produjeron un borrador de propuesta de paz, podrían formar la base para nuevas conversaciones, aunque añadió ominosamente que estas conversaciones tendrían que reflejar “nuevas realidades”. Seguramente, haciendo referencia a los recientes avances militares de las fuerzas rusas, ya que se han hecho con más terreno en el este de Ucrania.

Ucrania intenta hacer daño como puede

En este contexto, Ucrania intenta gestionar la guerra como puede. Así, el número de deserciones está creciendo en las filas del ejército ruso en la Ucrania ocupada, según una información publicada este lunes por la inteligencia militar ucraniana (GUR). “Las deserciones aumentan entre las formaciones armadas del distrito militar sur del ejército de ocupación ruso”, se lee a la nota publicada por el GUR en sus redes sociales. “En total, más de 18 soldados rusos han dejado voluntariamente sus unidades militares en este distrito”, destaca el texto.

Según el GUR ucraniano, unos 12.000 de estos desertores pertenecían al 8 Ejército de armas Combinadas de las Fuerzas Armadas rusas, que participa en las hostilidades en el este de Ucrania. De estos 12.000, unos 10.000 han sido movilizados entre la población rusa, mientras que el resto se han enrolado firmando contratos con el ejército, según las informaciones del GUR. Según informaciones publicadas recientemente por la publicación disidente rusa Mediazona, los tribunales militares rusos condenaron este mes de marzo a 64 personas por deserción.