Liberal en lo económico y ultraderechista en lo político, esta combinación es muy común entre la nueva extrema derecha por todo el mundo y es la masa madre de Javier Milei, ganador de las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), a través de las cuales se escogen los candidatos a las elecciones presidenciales de Argentina que tendrán lugar el próximo mes de octubre. Así pues, Milei irrumpe en la carrera presidencial con una gran ventaja, concretamente, con el 30% de los votos.
Con su partido La Libertad Avanza, Milei ha apelado a un votante argentino furioso por la violencia, la inestabilidad y la inflación crónica del país. El país sudamericano sufre desde hace más de una década una inflación en aumento y los últimos números oficiales, un 115,6% interanual, hacen prever que siga así. Al fin y al cabo ha creado un caldo de cultivo perfecto para Milei que se vende a sí mismo como anarcocapitalista y quiere "acabar con el sistema".
"Estamos ante el fin del modelo de la casta basado en esta atrocidad que dice: 'donde hay una necesidad nace un derecho, pero se olvidan de que alguien tiene que pagar por este derecho, que se traduce en fuerte déficit fiscal, donde de los últimos 122 años, Argentina tuvo déficit durante 112'", ha proclamado después de que acabara el recuento. Milei ha animado a sus votantes a repetir este éxito en las próximas elecciones del 22 octubre.
¿Qué defiende Milei?
Se presenta como quien acabará con el kirchnerismo y toda la "casta política", sin embargo, ¿qué hay detrás de esa afirmación? Milei se define como libertario, pero hay que quitarse de la cabeza la idea de libertario como anarquista clásica. Los anarcocapitalistas arrinconan la parte de la ideología anarquista ligada a la justicia social y se quedan con la imagen de este como una defensa de la libertad extrema. Una imagen que se traduce en individualismo, plena libertad económica y señalar al Estado como una amenaza para la libertad de los individuos. Es decir, el objetivo principal es la apuesta por una economía sin límites, sin regulaciones y sin impuestos (o en su menor expresión).
Todo eso lleva a Milei a soltar consignas como que hay que quemar el Banco Central o que la venta de órganos puede ser "un mercado más", como recoge El País. Esta última afirmación la llegó a defender a capa y espada declarando: "Quien decidió vender el órgano, ¿en qué afectó a la vida, la propiedad o la libertad de los otros? ¿Quién sois vosotros para determinar qué tiene que hacer él con su vida?". Al fin y al cabo, regado de consignas inflamatorias que exaltan sus bases como los clásicos populistas: a los políticos "hace falta sacarlos a puntadas en el culo" o "la casta tiene miedo".