Los colegios electorales ya han abierto este domingo en el 'land' alemán de Brandeburgo, la región que rodea Berlín, donde se celebran unos reñidos comicios regionales que son una prueba de fuego para el canciller Olaf Scholz. Este estado federado es un tradicional feudo socialdemócrata, del partido que lidera el canciller (SPD), pero las encuestas señalan un resultado muy ajustado entre estos y los ultras de Alternativa para Alemania (AfD), que incluso podrían arrebatarles el primer puesto. Con el cordón sanitario del resto de partidos por el momento vigente, la AfD lo tiene muy complicado para gobernar, pero su victoria dificultaría la formación de un Ejecutivo de coalición entre fuerzas de muy distinto signo político, y, sobre todo, sería otro duro golpe al ya cuestionado Scholz.
En un contexto político de auge de la ultraderecha, que ha conseguido recientemente unos resultados históricos en los länder de Sajonia y Turingia, el canciller socialdemócrata se encuentra por su parte en horas bajas, de igual forma que Los Verdes o los liberales del FDP —los socios de coalición de Scholz—. De hecho, el próximo año habrá elecciones federales en el país y los socialdemócratas han pasado de ganar en 2021 con el 25% de los votos a caer a una tercera posición tras la CDU —el centroderecha tradicional— y AfD en las encuestas.
Un total de 2,1 millones de ciudadanos están llamados a las urnas, que permanecerán abiertas de las 08:00 h a las 18:00 h (entre las 06:00 h y las 16:00 h en Catalunya). Unos 100.000 jóvenes votarán por primera vez. Al cierre se harán públicas las encuestas a pie de urna, aunque habrá que esperar hasta bien entrada la noche o incluso hasta la mañana del lunes para conocer los resultados preliminares. La comisión electoral ha informado de que la participación por correo ha sido alta, ya la han solicitado 356.000 votantes, frente a los 200.000 de los comicios de 2019.
Un feudo socialdemócrata amenazado
El Partido Socialdemócrata ha gobernado el estado de Brandeburgo desde la reunificación alemana en 1990, primero en solitario y después como parte de diversas coaliciones, encabezadas en la última década por Dietmar Woidke, un político popular en la región que también ha sido presidente del Bundesrat —la Cámara Alta, el parlamento del poder territorial de la República Federal—. Sin embargo, el avance de la ultraderechista AfD, que el 1 de septiembre ganó en Turingia sus primeras elecciones regionales y quedó segunda en Sajonia, se refleja también en los sondeos de Brandeburgo, el último ‘land’ de Alemania oriental que vota este año.
La encuesta más reciente, publicada el jueves por la cadena pública ZDF, señala que la AfD podría quedar en primer lugar con el 28% de los votos, con el SPD de Scholz en segunda posición a tan solo un punto de distancia. Los democristianos de la CDU —la derecha tradicional, partido de la excanciller Angela Merkel que ahora lidera Friedrich Merz— quedarían en tercer lugar con el 14 %, seguidos de La Liga Sahra Wagenknecht (BSW), una escisión de La Izquierda (Die Linke) con tintes antiinmigración o contraria a la transición ecológica y a ayudar a Ucrania, con el 13%. En las últimas elecciones en la región, en 2019, los socialdemócratas habían logrado vencer a la ultraderecha por un estrecho margen del 26,2% al 23,5%, mientras que los democristianos y los verdes se quedaron el tercer y cuarto puesto con el 15,6% y el 10,8% de los votos, respectivamente.
La inmigración, en el centro del debate
Los alemanes votan con la polémica desatada sobre la inmigración en el centro del debate social, después de que se hayan producido varios atentados con cuchillo por parte de ciudadanos extranjeros, unos hechos que siempre alimentan a AfD. Se trata de un debate candente, especialmente desde las masivas llegadas de refugiados sirios en torno a 2015. Viéndole las orejas al lobo, el Gobierno de Scholz ha endurecido su discurso y sus políticas con respecto a las fronteras y las deportaciones de inmigrantes en situación irregular o que haya delinquido. Recientemente, se ha hablado de “efecto Solingen”, en referencia al atentado en el cual murieron tres personas el pasado 23 de agosto, presuntamente a manos de un sirio miembro de Estado Islámico, unos hechos que han marcado el debate político del país durante los comicios de Sajonia y Turingia —si bien hay una diferencia clave entre estos los estados y Brandeburgo, y es que en la región de los comicios de hoy la economía goza de buena salud—.
De hecho, los comicios en el estado que rodea Berlín llegan pocos días después de que el gobierno de Scholz anunciara controles a las fronteras terrestres con Francia, Luxemburgo, Países Bajos, Bélgica y Dinamarca para "reducir la migración irregular". La medida se puso en marcha el pasado 16 de septiembre y, por ahora, se prevé que se aplique durante medio año. Los controles fronterizos forman parte de un paquete integral de medidas de seguridad anunciado por el gobierno como respuesta a los hechos de Solingen, que incluye también expulsiones de delincuentes violentos y prohibiciones de armas como cuchillos o el uso de pistolas Taser. Según defendió la ministra de Interior alemana, Nancy Faeser, los controles fronterizos tienen como objetivo limitar la migración irregular, así como "abordar las amenazas de los grupos terroristas islamistas y de las organizaciones criminales transfronterizas".