Hoy hace un año del episodio más lamentable en la democracia norteamericana. El 6 de enero de 2021, miles de personas irrumpieron violentamente en el edificio del Capitolio (Washington) para intentar evitar que el Congreso confirmara Joe Biden sucesor a la presidencia de los Estados Unidos. Un año después, decenas de personas han sido condenadas y más de 700 están siendo investigadas, pero todavía se desconoce quién- o qué- incitó exactamente la insurrección. Es por eso que el expresidente y su equipo afrontan una investigación en la Cámara Baja.

Algunas de las pruebas aportadas por personas del entorno del expresidente darían apoyo a la teoría que el ataque al Capitolio fue planeado o animado a fuerza de mentiras propagadas por el mismo Trump y su equipo estratégico. Recientemente se ha sabido que los hallazgos de esta investigación  podrían ser trasladados al Departamento de Justicia para juzgar a Trump por la vía penal. Dicho esto, ¿qué cuestiones quedan todavía por resolver y cuáles son los obstáculos que lo impiden?

La tormenta final

A diferencia de los tribunales comunes, el Congreso de los Estados Unidos no tiene capacidad de imponer condenas. Ahora bien, si alguna de las personas que han llamado a comparecer se niega a hacerlo, el comité los puede declarar en desacato y el Departamento de Justicia podría entonces presentar cargos. De momento, esta ha sido la realidad de tres miembros del equipo de Trump: su exasesor y exjefe de campaña Steve Bannon, su exjefe de gabinete Mark Meadows y el exayudante del fiscal general Jeffrey Clark, los tres declarados en desacato para no acudir a la cita con el Congreso. Si son declarados culpables por la justicia, todos ellos podrían ser condenados a varios meses o incluso un año de prisión.

 

Miles de personas creyeron que Trump fue el verdadero ganador de las presidenciales / Efe

El segundo juicio político contra Trump y la investigación en curso de la Cámara de Representantes han dado respuesta a muchas de las incógnitas que rodean este fatídico 6 de enero. Así y todo, hasta la fecha ninguna persona ha sido declarada culpable de orquestar la insurrección. De hecho, muchos de los que sí que han sido condenados han confesado que actuaron animados por Trump o bajo la ilusión alimentada por teorías de la conspiración diseminadas en internet, que Trump les llamaba a 'parar el fraude y salvar América' de la 'gran mentira' que otorgó Biden la presidencia de los EE. UU. Y según los últimos hallazgos, parece que el equipo estratégico de Trump tenía planes para hacer exactamente eso.

El plan

Según se ha podido saber gracias a los millares de pruebas aportadas a la investigación en curso por el exjefe de personal de la Casa Blanca, Mark Meadows, el equipo estratégico y jurídico de Trump diseñó varias opciones de actuación por evitar dejar el cargo ante su derrota en los comicios de 2020. Entre centenares de mensajes y e-mails implorando a Trump que impugnara la violencia en el Capitolio, ha salido a la luz un PowerPoint donde se detalla el plan para evitar la sucesión de Biden alegando una injerencia extranjera en las elecciones. Minutos antes que unas 10.000 personas rodearan el edificio, el mismo Trump pronunció un discurso que, en la misma línea de las últimas semanas, rechazaba los resultados electorales y alimentaba la teoría totalmente falsa que los resultados electorales estaban manipulados.

 

Un insurgente irrumpe en la oficina de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi / Efe

Cuando su vicepresidente, el ultraconservador Mike Pence, decidió no salir adelante con el plan y colaborar con la ceremonia de confirmación de Biden, Trump no dudó en atacarlo por Twitter. Dentro del Capitolio, Pence y su familia estuvieron a un minuto de ser encontrados por los insurgentes que los amenazaban de muerte. A efectos prácticos, Trump estuvo muy cerca de conseguir parar Biden.

El precedente

Lo que más preocupa a los expertos no es el atentado contra la democracia de ahora hace un año, sino el precedente que estableció para los que lo quieran replicar. Esta vez, sin embargo, habiendo estudiado meticulosamente el plan fallido de Trump y sus debilidades, que fueron muy pocas. Según The Altantic, en algunos estados como Arizona, Tejas, Georgia, Pensilvania, Wisconsin y Michigan, los Republicanos han tomado el control del sistema para decidir qué votos se cuentan y cuáles se consideran inválidos. De esta manera, buscarían infiltrar el sistema democrático desde dentro y reemplazar a los burócratas que contradijeron las farsas de Trump con partidarios de la 'gran mentira'. Eso presenta un panorama muy favorable para el mismo Trump, quien aspirará a volver al poder en las presidenciales de 2024.

 

El entonces vicepresidente Mike Pence habría desobedecido las órdenes de Trump al confirmar Biden como sucesor. A su derecha, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi / Efe

Y es que el plan de Trump para alcanzar el poder de cualquier manera es, deliberadamente o por casualidad, bastante impermeable a los hechos o a la verdad. Si el comité parlamentario decide finalmente pedir al Departamento de Justicia que investigue al expresidente, muchos temen que se consolide todavía más su imagen como víctima del establishment y anime a sus seguidores a volver a la violencia. Un Trump mártir podría ser imparable.

 

Foto principal: el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump / Efe