Viktor Orbán se ha convertido en el socio molesto de la UE. El primer ministro húngaro pasó de los gobiernos europeos durante su gira por Rusia, China y los Estados Unidos, con parada para ver a Donald Trump, durante el turno de presidencia de la UE. Después de pasar por Ucrania, que habría bautizado el viaje como "misión de paz". Ahora ha provocado más tensión y más polémica porque ha ampliado en Rusia y Bielorrusia su programa de visados rápidos para trabajadores.

La decisión ha hecho saltar las alarmas de la Comisión Europea, que ha iniciado un intercambio a través de cartas con el gobierno de Orbán al considerar que su movimiento supone una "amenaza potencial" para la seguridad del conjunto del espacio Schengen. "Hay razones para estar preocupados" habría dicho la comisaría de Interior, Ylva Johansson, en una comparecencia en el Parlamento Europeo donde analizó el programa de visados rápidos que inicialmente funcionaba para Ucrania y Serbia y que en julio se amplió en Bosnia, Macedonia del Norte, Montenegro y Moldavia. Todos ellos, países candidatos a integrarse en la UE.

Hungría, el único país europeo con vínculos con Putin

El gobierno húngaro, que es el único europeo que mantiene lazos con Vladímir Putin, contraprogramó la comparecencia de Johansson con otra ante los medios en el Parlamento Europeo en que justificó la decisión. "El motivo es debido a las necesidades del mercado laboral en Hungría. El gobierno ha determinado que hay áreas en que los ciudadanos de estos países tienen habilidades especiales y una disponibilidad necesaria para nuestra economía", señaló el ministro de Asuntos Europeos, János Bóka, según recoge la Agencia EFE.

De momento, Budapest solo ha concedido estos visados a 10 personas rusas y cuatro bielorrusas, por lo cual considera que es "estadísticamente irrelevantes". "No hay ningún problema legal o de seguridad con este sistema. Hay una histeria política creada por la mayoría de este Parlamento Europeo y por ciertos Estados miembros. No hay un interés en el Parlamento por establecer un diálogo genuino y la Comisión Europea tendría que ser lo bastante fuerte y resistir la presión política para unirse", ha criticado al ministro húngaro, que ha asegurado que otros países europeos conceden más visados de este tipo a ciudadanos de estos países.

Bruselas y Budapest, en tensión

Bruselas y Budapest han tenido un tira y afloja público desde que a principios de julio el gobierno de Viktor Orbán anunciara que incluiría a los ciudadanos de Rusia, Bielorrusia y cuatro países europeos extracomunitarios más (Bosnia, Macedonia del Norte, Montenegro y Moldavia) entre los nacionales que pueden pedir visados rápidos para trabajar al país por largos periodos. Los países bálticos y nórdicos también han mostrado su inquietud ante la flexibilización de estas normas para los ciudadanos de Rusia y Bielorrusia, que consideran un "grave riesgo para la seguridad" europea.