Después de semanas de optimismo de los ciudadanos de Siria desde la caída del régimen de Bashar al-Asad, la violencia se ha vuelto a extender por todo el país. Al menos 568 civiles de la minoría alauí han muerto, muchos de ellos ejecutados en manos de las fuerzas de seguridad, en medio de los enfrentamientos entre las tropas del nuevo gobierno de Damasco e insurgentes leales al derrocado presidente. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una de las principales fuentes sobre el terreno, ha informado de que se trata de un acto de "venganza colectiva" en que centenares de personas han sido "ejecutadas a sangre fría" en la costa y en las montañas de Latakia, en el oeste del país. Además de los civiles, 200 combatientes de los dos bandos han perdido la vida en estos combates desde el jueves, de manera que el número total de muertos podría superar el millar.
Dada la gravedad de la situación, el ministerio de Defensa sirio ha organizado una "comisión de emergencia" para investigar estas ejecuciones con la promesa de "llevar ante los tribunales militares a cualquier persona que viole las instrucciones ordenadas por el comando central durante la operación militar" en Latakia, según ha informado la agencia oficial de noticias SANA. La minoría alauí, fuertemente golpeada por el nuevo gobierno, es a la que pertenece el expresidente Al-Asad y representa el 10% de la población del país. El núcleo de esta comunidad se encuentra en la costa mediterránea, epicentro de las actuales hostilidades, y durante los años del régimen dominó instituciones como el ejército. El Observatorio ha manifestado su temor por que "estas matanzas afecten a la paz civil en Siria" y ha alertado de que ahora mismo las calles "están divididas" entre los familiares de las víctimas civiles y las fuerzas afiliadas a las nuevas autoridades de Damasco.
By Friday morning, local mobilization arrived in different areas of Tartus & Latakia combined with self-mobilized rebel groups and reinforcements from the security and military forces of the government, and throughout the day went though heavy clashes with the insurgency. pic.twitter.com/blTSmPU1TP
— Qutaiba Idlbi قتيبة ادلبي (@Qidlbi) March 8, 2025
El estallido de las hostilidades se dio cuando los alauíes próximos a Al-Asad lanzaron un ataque contra las tropas del nuevo gobierno en la localidad de Jableh, en Latakia. Este movimiento ha desencadenado la oleada de violencia más grande desde la caída de Al-Asad y los civiles han sido los que han pagado el precio. El Observatorio explica que las fuerzas de seguridad sirias "siguen persiguiendo y peinando" este sábado las zonas donde se esconden los remanentes del expresidente, e informa de que se están produciendo "combates de calle" en Latakia y Tartús.
Por su parte, el presidente interino de Siria, Ahmed al-Sharaa, ha protagonizado un discurso televisado en que ha prometido seguir persiguiendo los remanentes del anterior régimen" y ha pedido a los insurgentes alauíes que entreguen las armas y se rindan "antes de que sea demasiado tarde". Estos enfrentamientos han despertado temores sobre un nuevo conflicto sectario, en un momento en que las autoridades de Damasco intentan dar una imagen de unidad entre las diferentes etnias y confesiones que conviven en el país.