El presidente ruso, Vladímir Putin, ha visitado este viernes la ciudad de Harbin, en el nordeste de China, conocida antiguamente como "La Pequeña Moscú" a causa de su gran población rusa históricamente y de la arquitectura de estilo ortodoxo ruso, un día después de encontrarse con su homólogo chino Xi Jinping. El itinerario ha destacado la estrecha relación entre los dos países y sus líderes, que el jueves se comprometieron a profundizar sus lazos militares. La mejora de la cooperación económica ha marcado también la agenda de la visita. Los medios estatales rusos han informado de que el fondo soberano de Rusia abrirá una oficina en Harbin y este viernes se ha celebrado también una ceremonia para marcar el inicio de la Expo China-Rusia, una feria comercial.
Ante los periodistas, este jueves, y antes de que los dos líderes se sentaran para un concierto de celebración para conmemorar el 75.º aniversario de las relaciones formales entre China y Rusia, Putin ha elogiado las conversaciones "cálidas y de camaradería" con Xi. A cambio, Xi ha dicho que la amistad entre China y Rusia era "eterna" y "se había convertido en un modelo para un nuevo tipo de relaciones internacionales".
Harbin, ¿una ciudad rusa dentro de China?
Harbin tiene múltiples sobrenombres. "Capital del turismo de frío" o la "Disneylandia helada". Quizás por eso, y por la presencia rusa, Putin se ha sentido como en casa. Ahora bien, la población de la ciudad ha tenido que esperar 27 años para ver a otro líder ruso, después de que lo hiciera a su día Borís Yeltsin. Y es que Harbin es la más rusa de todas las localidades chinas, situada a unos 500 kilómetros de la frontera con el país eurasiático y repleta de una arquitectura de iglesias ortodoxas y calles de estilo europeo que han ganado los favores de millones de turistas chinos, que también pueden comprar allí vodka o las célebres muñecas matrioshkas.
La urbe fue, entre finales del siglo XIX y principios del XX, un asentamiento ruso que acogió una oleada importante de emigración soviética a raíz de la construcción en 1897, con mano de obra rusa, de la línea férrea que atraviesa esta región, la antigua Manchuria, tal como recuerda Efe. Quizás por eso —pero sin dejar de lado su importancia estratégica, comercial, industrial y energética— el mandatario ruso le dedicó la jornada completa de su segundo y último día en China, después de dejar liquidada la víspera la agenda política en Pekín.
El segundo día de visita de Putin a China
Putin ha llegado el mediodía de este viernes, ha inaugurado la VIII exposición Rusia-China, ha participado en el cuarto foro binacional de cooperación regional y reservó tiempo para reunirse con profesores y alumnos de la Universidad local, con los cuales incluso ha bromeado diciendo que no respondería a todas sus preguntas porque él no es "internet", destaca Efe. También ha visitado la iglesia ortodoxa de la Intercesión de la Virgen, una de las diez que la Revolución Cultural dejó de pie en una ciudad que llegó a tener 15 sienes y dos cementerios rusos. Harbin es bastante popular por todo el mundo por su Festival de Hielo y Nieve que cada año atrae millones de visitantes para ver las esculturas de hielo, palacios y estatuas hechas para el acontecimiento. Putin, sin embargo, no se ha tenido que tapar mucho porque a pesar de ser un lugar frío, las temperaturas, por lo que sea, han rozado los 28 grados.
Dejando de lado la parte más anecdótica del viaje, Putin también ha aprovechado para ofrecer a China la capacidad de abastecerla con energía asequible, además de otorgar a las empresas del gigante asiático un entorno con ventajas para invertir en territorio ruso. "Rusia está preparada y es capaz de abastecer de manera ininterrumpida y fiable la economía, las empresas, las ciudades y los pueblos chinos con energía, luz y calor asequibles y respetuosos con el medio ambiente," ha declarado Putin en el discurso de apertura a la ceremonia de la expo. El mandatario ruso también ha destacado que la alianza entre los dos países en el sector, el cual consideró un "apoyo fiable para el mercado energético mundial", seguirá creciendo en el futuro. En el aspecto empresarial, Putin ha afirmado que "no solo aprecia" el interés de las empresas chinas de producir en Rusia, sino que también ofrecerán a las inversoras "ventajas económicas, asistencia y apoyo", además del uso de la tecnología del país y el acceso a su "personal altamente cualificado".
Xi y Putin, más amigos que nunca
El jueves, sin embargo, el objetivo era marcar músculo y enviar un mensaje claro al mundo. Putin y su homólogo chino eran conocedores de la importancia de su encuentro y han exhibido en Pekín sus consensos sobre asuntos globales como los conflictos de Ucrania y Gaza, la multipolaridad y el comercio, marcando distancia con las posturas occidentales. Queda claro, pues, que esta 'amistad' ha venido para quedarse. Será necesario ver qué incluye y qué no en los próximos meses.