El 11 de marzo, el Ministerio de Defensa de Rusia anunció que los soldados de la autodeclarada República Popular de Donetsk había liberado la ciudad de Volnovaja, a unos 51 kilómetros en el suroeste de Donetsk. El año 2020, con los últimos datos poblacionales que se tienen disponibles, vivían allí unas 21.678 personas. La ciudad, supuestamente "liberada" por los rusos, ya no existe. Después de más de dos semanas de bombardeos, ha quedado arrasada.
Hasta ahora, la ciudad era un punto estratégico y vital de la autopista que unía Donetsk y Mariúpol, resalta el portal Meduza, y la lucha para el control de la ciudad empezó el mismo 24 de febrero. Muy pocos residentes de la ciudad consiguieron escapar de la ciudad por la inmediatez y el desconcierto con que empezó todo. De hecho, no se sabe a ciencia cierta cuánta gente se ha podido marchar. Tampoco se sabe con exactitud el número de víctimas mortales que han comportado los combates, los bombardeos y los tiros disparados a pie de calle.
El hospital de Volnovaja, constata el mismo portal, quedó totalmente destrozado a consecuencia de los bombardeos y artillería. De hecho, la mayoría de edificios civiles de la ciudad están destruidos. Tal como muestran diferentes imágenes que circulan por la red, son unidades de milicias prorrusas las que patrullan por las calles de la ciudad, mientras que hay fuegos que queman por cañerías de gas rotas. El panorama es francamente desolador.
Una ciudad inhabitable
El día 3 de marzo, después de días de bombardeo, y en plenas conversaciones entre Kyiv y Moscú, se consiguió abrir un corredor humanitario para que algunos residentes que se habían quedado atrapados, pudieran salir.
Tal como constata Meduza, los funcionarios ucranianos plantearon la evacuación de unas 15.000 personas de la ciudad. Pero las tropas prorrusas habrían empezado a bombardear las líneas de evacuación. Un hecho que comportó un ir y venir de acusaciones entre Ucrania y Rusia. Algunos consiguieron huir. Los que se han quedado, sin embargo, se ven obligados a pasar la mayor parte del día cerrados en refugios o sótanos y sin electricidad ni calefacción.
La ciudad se convirtió en inhabitable y los ciudadanos ni siquiera podían enterrar sus seres queridos en los cementerios para no correr más riesgos de los necesarios. El mismo portal constata que los tuvieron que enterrar justo en la entrada de las casas. De la ciudad que antes había sido, ya no queda nada. O prácticamente nada.