Sudáfrica ha conseguido calmar hoy la situación en buena parte de las zonas afectadas por la oleada de vandalismo y saqueos masivos que han sacudido el país estos últimos días. Todo empezó con protestas por el encarcelamiento del polémico expresidente sud-fricà Jacob Zuma por desacato judicial al negarse a declarar por corrupción y, según las cifras oficiales, han provocado un total de 117 muertes y más de 2.000 personas arrestadas.
De todos modos, en la jornada de hoy todavía se han reportado algunos incidentes y la coyuntura es "volátil" en algunas áreas, según ha reconocido la ministra sudafricana de Presdiència, Khumbudzo Ntshavheni, en rueda de prensa, aunque cree que la situación "está más calmada" y que están consiguiendo restablecer el orden.
Un despliegue de 10.000 soldados
Según el último balance de datos, la región más afectada por el estallido de la violencia es la provincia de KwaZulu-Natal, donde el balance de víctimas mortales asciende hasta las 91 y el de detenidos a 1.478. El otro gran epicentro de los disturbios ha sido la provincia de Gauteng, a la cual pertenecen Johannesburgo y Pretoria. Allí se han registrado 725 detenciones y 26 muertes.
Durante los primeros días de las manifestaciones, tanto la policía como el ministro de Seguridad sudafricano, Bheki Cele, fueron muy criticados por su incapacidad de prever y gestionar el vandalismo. Después de esta parálisis e ineficacia durante el inicio de los disturbios, el soporte militar para mantener la estabilidad a las calles se ha doblado hoy jueves hasta los 10.000 efectivos. Esta podría aumentar en caso de que fuera necesario hasta un total de 25.000 soldados.
12 afines en Zuma, investigados
La ministra Ntshavheni también ha confirmado hoy que 12 personas están siendo investigadas como presuntos "instigadores" de la oleada de violencia, que el Gobierno ha definido como un "sabotaje económico en el país", una de las cuales ya se encuentra bajo custodia policial. Aunque las autoridades todavía no han querido señalar a los culpables, los medios locales colocan en el centro de las investigaciones a familiares, ex espías y veteranos antiapartheid militarizados, afines al presidente Zuma.
Esta ha sido una avalancha de disturbios sin precedentes para la democracia sudafricana, con turbas arrasando centros comerciales y tiendas, quemando edificios y vehículos y cortando carreteras y calles. Y la violencia se ha visto alimentada por problemas sociales ya existentes, como la extrema desigualdad, el paro, los elevados niveles de criminalidad y el malestar por la pandemia que ha castigado duramente el país.
Pérdidas millonarias por los saqueos
Ahora, con el orden ya restablecido en buena parte de las zonas afectadas, los dueños y empleados de los negocios afectados empiezan a limpiar y hacer balance de las pérdidas ocasionadas. Solo en la ciudad de Durban, se estima que las pérdidas materiales superen los 900 millones de euros.
En muchos de los puntos más afectados por la oleada de violencia se han visto hoy largas colas de gente que intentaba conseguir alimentos. Entre la abrumadora devastación, sin embargo, centenares de sudafricanos se han sumado a iniciativas espontáneas para limpiar calles y espacios comerciales, bajo el lema #CleanUpSA, limpia Sudáfrica.