Cambiarse el apellido de un día por otro y con coartada patriótica. Eso es el que hizo en el año 1917 el rey de Inglaterra, Jorge V, abuelo de Isabel II y bisabuelo de Carlos III, que no se encontraba nada cómodo con su apellido, vaya, el de su dinastía, no era otro que el alemanísimo Sachsen-Coburg und Gotha -castellanizado como Sajonia-Coburgo y Gotha- en el contexto de la Primera Guerra Mundial, en el fondo, una guerra familiar donde tres de los principales contendientes: el rey de Inglaterra; el zar Nicolás II de Rusia; y el káiser Guillermo II de Alemania, tenían la particularidad de ser primos hermanos, ya que compartían a la misma abuela, la reina Victoria de Inglaterra.
Muerte de la reina Isabel II de Inglaterra, DIRECTO | Carlos III llega a Buckingham
En un momento en que la juventud del Reino Unido derramaba la sangre en las trincheras del frente occidental, con jornadas donde los muertos se podían contar por decenas de miles, los sentimientos antigermánicos estaban a flor de piel y el monarca iba con el paso cambiado siendo la cabeza de una Casa Real de nombre alemán. Lisa y llanamente, se lo cambió, y escogió el de Windsor, en honor en una de las residencias de la monarquía, el castillo del mismo nombre situado a poco más de treinta kilómetros de Londres. Entre una cosa y otra, también se podrían haber llamado Buckingham, la residencia oficial del monarca británico, o Balmoral, allí donde ha muerto Isabel II.
En todo caso, el 17 de julio de 1917, en una reunión del Consejo Privado, Jorge V declaró que "todos los descendientes de la línea masculina de la reina Victoria, que sean súbditos de estos reinos, excepto los descendientes femeninos que se casan o que se hayan casado, llevarán el nombre de Windsor'. La misma web de la familia real británica admite que el cambio se produjo para sustituir el anterior nombre por su "sonoridad alemana". La decisión de Jorge V, además, no sólo suponía el cambio de nombre de la dinastía, sino que también se adoptaba como apellido, aunque eso cambió posteriormente.
¿O sea, los reyes ingleses eran alemanes?
No exactamente, en todo caso lo que era alemán era el nombre de la dinastía, que, por cierto, es la misma que reina actualmente en Bélgica. El nombre de Sajonia-Coburgo y Gotha llegó a la familia real británica en 1840 con el matrimonio de la reina Victoria con el príncipe Alberto, hijo de Ernesto, duque de Sajonia-Coburgo y Gotha, pero de hecho, la misma reina Victoria también pertenecía a una dinastía alemana, la casa de Hannover, que llegó al trono inglés con Jorge I el año 1714. Es decir, en 1840 la familia real británica pasó de ser Hannover a Saxonia-Coburg y Gotha al adoptar a la mujer -en este caso, la reina Victòria- el apellido del marido, cosa que abre otra incógnita, ¿por qué Elisabet II no adoptó el apellido de su marido?
De hecho, Felipe, duque de Edimburgo, se hacía llamar Felipe Mountbatten, aunque su nombre original era Felipe de Grecia y Dinamarca -y sí, era pariente de la reina Sofía- pero también se le cambió -o 'adoptó', si se quiere ser más diplomático- por el de Mountbatten, cuando se casó con Isabel y se convirtió al anglicanismo. El apellido escogido, en todo caso, tampoco era casual, ya que era el de su abuelo materno que, atención, realmente no se llamaba Mountbatten sino Battenberg, es decir, otro apellido alemán, que, también 1917, se convirtió en Mountbatten por los mismos motivos que Jorge V adoptó el de Windsor, ¡porque sonaba demasiado alemán!
En todo caso, Felipe de Edimburgo intentó que, de acuerdo con la prevalencia masculina y del mismo designio de Jorge V - "excepto los descendientes femeninos que se casan o que se hayan casado, llevarán el nombre de Windsor"-, la dinastía pasase a llamarse Mountbatten, cuando menos, en los herederos de Elisabet. Ahora bien, ni Isabel II ni su abuela, Maria de Teck, esposa de Jorge V, estuvieron de acuerdo, de manera que Windsor se mantuvo como nombre de la dinastía, también con Carlos III.
¿Pero pasa con los hijos de Enrique y Meghan?
En todo este enredo de apellidos no pasa por alto que mientras los hijos del ya heredero de la corona, el príncipe Guillermo y de Kate Middleton, Jorge, Carlota y Luis son conocidos como príncipes de Cambridge, los hijos de Enrique y Meghan Markle, Archie y Lilibet, son conocidos por el apellido Mountbatten-Windsor. Aunque este hecho se vendió como un homenaje de Enrique a su abuelo y un nuevo gesto de rebeldía, la realidad es que Mountbatten-Windsor es el apellido personal de todos los descendientes de Isabel II. Ahora bien, lo que pasa es que los royals, de hecho, no necesitan ningún apellido, y si un miembro de la Casa Real británica lo necesita, este es Mountbatten-Windsor, pero además, quiere decir que no son nadie. Y quizás ya les va bien así a Enrique y Meghan.