Tres barcos cargados con cereales han zarpado este viernes de los puertos de Odesa y Serhiivka, en el Mar Negro, con un total de 57.000 toneladas de maíz, según ha confirmado el ministro de Infraestructuras, Oleksandr Kubrakov. Es la primera caravana con grano ucraniano después del primer envío de finales de julio, que fue de 27.000 toneladas de maíz. El movimiento se hace con el visto bueno de Rusia. Según fuentes ucranianas, los barcos se dirigen a Turquía, Gran Bretaña e Irlanda. Según el ministerio de Defensa turco, serán inspeccionados en Estambul para confirmar que no transportan armas.
Ucrania quiere ahora que el envío de productos también pueda tener la dirección inversa, hacia el país. "Es importante impulsar la ruta en ambas direcciones; habrá uno, dos o tres barcos en cada dirección durante las próximas dos semanas y, a partir de entonces, cuando todo esté comprobado, confiemos en que se producirá una navegación más fluida y normal a través de este corredor", ha precisado el titular de Infraestructuras ucraniano.
JCC and UN teams inspect Razoni cargo ship in Istanbul
— MOCez���������������������������������������������������������������������������������������� (@Mousacisse1) Augusto 5, 2022
Teams from the Joint Coordination Centre and the United Nations inspected the Razoni cargo ship in Istanbul on Wednesday, ahead of its planned departure for the port of Tripoli in Lebanon. pic.twitter.com/qKTyt2JHlu
Mientras tanto, Rusia, el mayor exportador de trigo del mundo, quiere reducir sus exportaciones de cereales. El Ministerio de Agricultura ruso ha anunciado este viernes que si no se consigue el objetivo de cosecha para la temporada 2022/23 de 130 millones de toneladas, se reducirán las exportaciones de 50 millones de toneladas previstas previamente. La cosecha está actualmente bajo estudio por la primavera fría, la lluvia y la falta de recambios para maquinaria agrícola.
"Todo eso comporta riesgos de no alcanzar la cosecha de grano de 130 millones de toneladas", ha indicado el ministro de Agricultura, Dmitri Patrushev, que ha citado el objetivo que fijó el presidente Vladímir Putin en mayo. "Por descontado, proveeremos completamente nuestro mercado (doméstico), eso no será un problema. Pero si no se alcanzan los volúmenes previstos, tendremos que revisar los planes para exportar 50 millones de toneladas", ha apuntado Patrushev. "Eso podría tener un impacto negativo en el mercado mundial de cereales", ha advertido.
Rusia suministra habitualmente grano a África y a Oriente Próximo, regiones que dependen mucho de las importaciones. Han estado sufriendo escasez desde que Rusia invadió Ucrania, porque las exportaciones de cereales de Ucrania se bloquearon y como consecuencia se dispararon los precios.