Imagínate acertar todos los números del Euromillones y convertirte en el mayor ganador de su historia... pero sin poder cobrar ni un céntimo. Esto es lo que está viviendo un jugador austríaco, que ganó el bote récord de 250 millones de euros en el sorteo del viernes 28 de marzo y que, a día de hoy, sigue esperando para recibir su premio.

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La historia, por surrealista que parezca, tiene una explicación técnica. La plataforma francesa Française des Jeux (FDJ), encargada de gestionar el sorteo en varios países europeos, sufrió un colapso informático debido a la abrumadora participación: se registraron más de 66 millones de apuestas. Este alud de combinaciones no solo provocó fallos en la validación de boletos, sino que también retrasó la publicación de los resultados oficiales, que no se hicieron públicos hasta el sábado al mediodía.

En un primer momento, se dijo que no había ganador, pero unas horas después, la historia dio un giro: sí había un boleto acertante, y estaba sellado en Austria. El problema es que ese afortunado todavía no ha podido cobrar.

Desde FDJ han pedido a los jugadores que no tiren sus resguardos y aseguran estar trabajando para resolver las incidencias cuanto antes. "Estamos haciendo todo lo posible para que todos los premios puedan cobrarse con normalidad", han declarado a medios franceses.

Mientras tanto, el sorteo continúa. El pasado martes 1 de abril, ya con el bote reiniciado, no hubo acertantes de primera categoría. Así que el premio para el próximo sorteo ha subido a 29 millones de euros. No es lo mismo que los 250 millones... pero sigue siendo un buen motivo para probar suerte.

Cuando ganar no basta: otros casos en que cobrar el Euromillones fue un problema

No es la primera vez que un premio millonario del Euromillones genera tensión por problemas en el cobro. En 2012, en el Reino Unido, un jugador perdió la posibilidad de reclamar 63 millones de libras al no presentarse en el plazo estipulado. A pesar de la campaña mediática para encontrar al ganador, nunca apareció. Casos como este muestran que, más allá del azar, la logística también puede jugar un papel clave en el desenlace de estos sorteos.

Otro caso sonado tuvo lugar en 2019, cuando un fallo de sincronización entre los sistemas de validación online y físicos generó duplicidades en boletos vendidos en varios países, lo que obligó a las autoridades del juego a revisar manualmente miles de apuestas antes de confirmar los ganadores. Aunque finalmente se resolvió sin afectar los premios mayores, puso sobre la mesa la fragilidad de una infraestructura que debe gestionar millones de combinaciones en cuestión de segundos. La historia reciente del Euromillones demuestra que ganar es solo el primer paso: cobrar, a veces, puede ser la verdadera odisea.