Son muchos los que a día de hoy siguen siendo reticentes a comprar un coche en modalidad renting, alegando que el coche nunca llega a ser de propiedad y que se acaba pagando casi lo mismo que en una compra convencional. No obstante, tener un coche en propiedad también tiene inconvenientes a tener en cuenta que hacen que la compra tradicional no sea tan buena elección.
Porque comprando un coche en propiedad tendremos que hacernos cargo de los impuestos, el seguro, las reparaciones, revisiones y mantenimiento, o tener que cargar con él en el caso de que nuestra vida cambie y ya no lo necesitemos. Y sí, siempre podemos venderlo, pero también debemos tener en cuenta que el valor de un coche empieza a bajar desde el momento en el que se le instala la matrícula.
¿Compra tradicional o renting?
En modalidad renting, en cambio, todos los gastos mencionados vienen incluidos en la cuota. Y no solo ahorraremos dinero al venir en un pack, sino que no tendremos que preocuparnos por la burocracia ni por tener que llamar a ninguna compañía para renovar detalles como el seguro, con todo el tiempo y el estrés que ello supone.
Asimismo, también es cierto que al final de los plazos se acaba pagando una cantidad de dinero importante, pero seguramente lo que nos daría un particular a partir de entonces por el coche en propiedad será una cifra inferior a lo que dejaremos de pagar. Es decir, pongamos un coche que cuesta 25.000 euros. Y que si lo compramos mediante renting, al final de los plazos hemos pagado 15.000 euros. Una diferencia de 10.000 euros respecto a su precio inicial que difícilmente nos darán si lo compramos en propiedad y decidimos venderlo de segunda mano. Y todo ello con la ventaja de que no tendremos que preocuparnos por los papeles o por mantenerlo mientras no encontramos un comprador. Un tiempo en el que, además, el precio se sigue devaluando.
El renting tiene muchas ventajas que no tenemos en cuenta
Mientras tanto, el renting ofrece otras ventajas como el hecho de que podremos renovar el coche cuando se termine el contrato. De lo contrario, si compramos un coche en propiedad, será más complicado renovar el coche para tener uno de nueva generación. Seguramente nos tocará pagar un sobre precio importante si queremos disfrutar de lo último en tecnología. Y es que a la velocidad que avanza el sector, los coches actuales se quedan anticuados en cortos periodos de tiempo.
Tampoco debemos obviar que las cuotas pactadas al inicio serán fijas hasta el final del contrato. No tendremos sorpresas en caso de averías y de si los precios de los componentes suben de precio, algo que está ocurriendo con asiduidad en el sector del motor.
Y todo ello sin olvidar que comprar un coche financiado implica el pago de una serie de intereses a los que en renting, aunque también sean cuotas, no tendremos que hacer frente.