Comprar un coche eléctrico de lujo puede parecer una decisión inteligente, especialmente si promete tecnología avanzada y gran autonomía, pero no siempre es así. El caso del Fisker Ocean es el ejemplo perfecto de cómo una compra aparentemente innovadora puede convertirse en un desastre financiero. Este SUV eléctrico, que alguna vez prometió ser un referente en el mercado, ha perdido casi todo su valor en menos de un año, dejando a sus compradores en una situación comprometida.

Cuando el Fisker Ocean fue lanzado, se vendió como un vehículo revolucionario. Sus versiones ofrecían entre 286 y 572 CV, con una autonomía que podía superar los 700 km, dependiendo de la configuración. Sin embargo, el desempeño del coche no ha sido suficiente para mantener su valor. En 2024, Edmunds Cars adquirió una unidad por 70.000 dólares, una cifra acorde a lo que se espera de un SUV eléctrico premium. Pero tan solo unos meses después, el coche había perdido el 69% de su valor, siendo tasado en apenas 21.000 dólares.

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Fisker Ocean

La depreciación más bestia en el sector de los coches eléctricos la protagoniza el Fisker Ocean

El problema no radica en las características técnicas del vehículo, sino en la quiebra de Fisker, la empresa fabricante. Con la declaración de bancarrota, la compañía dejó de ofrecer soporte técnico, actualizaciones de software y repuestos originales. Esto ha hecho que el Fisker Ocean sea visto como una inversión de alto riesgo. Para los propietarios, mantener el coche en buen estado a largo plazo se ha convertido en un desafío casi imposible.

A medida que pasaron los meses, la situación empeoró. En noviembre de 2024, el valor del coche cayó aún más, alcanzando apenas 13.500 dólares, una depreciación del 80% en menos de un año. Es menos de lo que cuesta un Dacia Sandero, que arranca en 13.940 euros. Este nivel de pérdida de valor es prácticamente inédito en el mercado automovilístico y plantea serias dudas sobre la viabilidad de invertir en vehículos de fabricantes emergentes que no tienen una sólida trayectoria.

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Fisker Ocean

De costar  70.000 dólares a valer menos que un Dacia Sandero en menos de un año

La experiencia de Edmunds Cars con el Fisker Ocean ha estado plagada de problemas, desde inconvenientes mecánicos hasta la falta de actualizaciones esenciales. Aunque el coche sigue siendo técnicamente funcional, las limitaciones derivadas de la falta de soporte lo han convertido en una compra poco atractiva. Es difícil imaginar un panorama más desalentador para quienes apostaron por esta marca.

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Fisker Ocean