Fue hace ya un tiempo cuando, en la presentación de la nueva marca KGM, anteriormente conocida como SsangYong, los responsables de este fabricante coreano dejaron muy claro que uno de sus principales objetivos a corto plazo era el de aumentar de forma considerable su cuota de mercado en el viejo continente, en Europa.

No es casualidad entonces que, más allá de la llegada de modelos tan interesantes como el nuevo Torres, KGM pueda presumir de tener productos de un nivel muy similar al que tienen productos de marcas generalistas pero con precios que se acercan mucho más a los que tiene marcas low cost como Dacia.

 

Es más, ahora en la marca ha decidido abrir una nueva vía de negocio que muchos ven arriesgada pero que, en el caso de que les salga bien, puede suponer un antes y un después para este fabricante coreano. Y es que KGM ha decidido entrar de lleno en la batalla delos vehículos comerciales, un terreno en el que Ford domina desde hace ya muchos años, pero no lo ha hecho con una furgoneta convencional, sino que ha decidido ir a por una apuesta claramente diferente al resto.

KGM entra en la batalla de los vehículos comerciales

De momento esta nueva apuesta está disponible tan solo en Bélgica, y pasa por la reconversión de la versión eléctrica del Torres, un SUV, en un modelo para uso profesional.

Así, esta versión del Torres EVX no cuenta, como es lógico teniendo en cuenta el tipo de coche que es y el uso que se le va a dar, con una segunda fila de asientos, sino que en la parte trasera llega con una superficie plana que se separa de la parte delantera través de una pared. Puede llegar a remolcar 1,5 toneladas y cargar más de 400 kg de peso, siendo una opción interesante para aquellos que quieren apostar por un SUV para su empresa y no por una furgoneta.

 

Por lo que se refiere a sus prestaciones, llega con un motor de 207 caballos de potencia y una batería que le permite tener poco más de 440 kilómetros de autonomía con una sola carga, siendo más que suficiente para un modelo que seguramente se cargará a diario.

Su precio en Bélgica contando con la transformación a vehículo comercial y con los impuestos es de casi 50.000 euros, por lo que no es una propuesta barata, pero sí una idea original de un fabricante que quiere ganar terreno en unas carreteras, las europeas, que no son precisamente fáciles en este sentido.