No es que sea precisamente ningún secreto que los planes de la Unión Europea de cara a la implantación del coche eléctrico en su territorio están generando los últimos meses muchos problemas.

Y es que, si bien es cierto que desde la propia institución asegurar que sus planes son ambiciosos, no son pocos los responsables de ciertos fabricantes que están dejando muy claro que ya no es una cuestión de ambición, sino de lógica empresarial.

Países con mucho peso en la industria como es el caso de Alemania e Italia ya han alzado la voz en contra de decisiones como la de prohibir la venta de motores de combustión a partir de 2030, mientras que otros, como es el caso de Inglaterra, directamente han alargado este periodo cinco años más, desviándose ha sido la ruta marcada por la Unión Europea.

Cabe tener en cuenta que por mucho que desde la Unión Europea se quiera reducir ni más ni menos que en un 55 % las emisiones de cara a 2030, en la industria del automóvil sabes muy bien que este tipo de cambios tan drásticos deben de ir de la mano de un proceso mucho más pausado en sus tiempos.

La rebelión contra el coche eléctrico en España

Recientemente no ha sido otro que el ministro de Justicia de Polonia, Zbigniew Ziobro, el se mostró más que en contra de los planes de la Unión Europea apuntando que “no podemos sucumbir a la locura climática impulsada por la UE y el programa Fit for 55” en referencia al plan de reducir en un 55 % las emisiones de cara a 2030.

 

Que el principal problema de los coches eléctricos en la inmensa mayoría de mercados europeos es que, más allá de que sus prestaciones acaban siendo mucho más limitadas en cuanto a la autonomía respecto a un modelo de combustión tradicional, siguen siendo opciones mucho más caras respecto a los modelos con motor de combustión.

No es casualidad entonces que Tesla sea la marca que más coches eléctricos vende en Europa, una marca premium destinada aquellos que no hacen precisamente muchos esfuerzos económicos para hacerse con un coche. No es el caso de la inmensa mayoría de los ciudadanos en Europa que, ya sean de países más o menos ricos, suelen optar por coches de marcas generalistas, no premium.

Tanto desde la Unión Europea siguen dejando muy claro que sus planes son los que saben, y que por mucho que la industria y algunos lobbies se están mostrando en contra, mucho deberían cambiar las cosas para que los plazos cambiaran.