Es más que evidente que los que acuden a un concesionario de Mercedes no lo hacen buscando modelos baratos ni grandes chollos, sino más bien lo contrario, coches que se sitúan varios escalones por encima de la media a nivel de diseño, tecnología, motores y calidad y por los que evidentemente están dispuestos a pagar mucho más dinero que si acudieran a otro tipo de concesionarios.

Pero eso no significa que, por mucho que estén dispuestos a gastarse cierta cantidad de dinero, no haya importantes diferencias de precio entre algunas versiones de algunos modelos en concreto que provoquen que sean precisamente las versiones más baratas las que acaben teniendo mucho más éxito.

 

Eso es lo que ocurre con el Mercedes GLA, un SUV de tamaño compacto que pasa por ser una de las opciones más vendidas de la marca de la estrella de nuestro país y en Europa y que cuenta con diferentes versiones, entre ellas una opción híbrida enchufable que, como no podía ser de otra forma teniendo en cuenta que es un coche premium con este tipo de motor, tiene un precio para muchos demasiado alto.

El Mercedes GLA de gasolina es una opción más racional que el PHEV

El precio de partida de la versión PHEV de este GLA, que llega con un motor de 218 caballos de potencia asociado a una transmisión automática de que le permite tener más de 50 km de autonomía eléctrica así como poder lucir la etiqueta CERO de la DGT, superan los 55.000 €, un precio para muchos exageradamente alto para un modelo de su categoría.

Entre otras cosas porque la versión de acceso que cuenta con un motor de gasolina, en este caso una mecánica de 63 caballos de potencia asociado a una transmisión a, tiene un precio que se queda justo por encima de los 45.000 €, es decir, es unos 9000 € más barata que la versión híbrida enchufable.

 

Es cierto que esa diferencia de precio se puede acabar amortizando con el paso de los años, pero siendo casi 10.000 € la diferencia entre las dos versiones no juega precisamente muy a favor de la versión híbrida enchufable, que evidentemente es una versión mucho menos vendida que la de gasolina.