El Toyota Corolla se ha convertido en toda una referencia en el segmento de los compactos en nuestro país, entre otras cosas porque es de los pocos modelos de su categoría que puede presumir de contar con una mecánica híbrida auto recargable, uno de los grandes argumentos de venta del fabricante japonés en los últimos años.

En este sentido, no es casualidad entonces que hayan sido muchas las marcas rivales de Toyota que en los últimos tiempos habían lanzado versiones híbridas de sus compactos, pero cabe tener en cuenta que la inmensa mayoría de los casos estas versiones no llegan de la mano de motores híbridos auto recargables, sino de motores híbridos enchufables.

 

Un buen ejemplo de ello es el Peugeot 308, un modelo que para muchos pasa por ser una opción más interesante a nivel de diseño que el Toyota pero que, como es lógico teniendo en cuenta que cuenta con una mecánica PHEV, acaba siendo también una opción más cara que el modelo japonés.

¿Vale la pena pagar más por el Peugeot 308?

Contando con todas las promociones y descuentos, la versión de acceso del 308 que llega con el motor híbrido enchufable de 180 caballos de potencia tiene un precio que ronde los 32.000 €, un precio que se sitúa unos 5.000 € por encima de la versión de acceso del Corolla, que cuenta con un motor híbrido auto recargable de 140 caballos de potencia.

Cabe preguntarse hasta qué punto vale la pena pagar esta diferencia de precio para hacerse con un modelo con un motor PHEV, y la respuesta llega de la mano del tipo de conducción que se vaya a llevar a cabo. Si optamos por instalar un cargador en casa y la inmensa mayoría de los kilómetros que vayamos a realizar vamos a hacer por ciudad, evidentemente a la larga sale a cuenta hacerse con el 308 PHEV, entre otras cosas porque su consumo siempre y cuando estemos por llevar la batería al máximo todo lo posible, acabará siendo mínimo.

 

Sin embargo, cabe también tener en cuenta que el mantenimiento de un motor híbrido enchufable es más caro que el de un motor híbrido auto recargable, y más en el caso de los motores Toyota que pasan por ser de los más fiables del mercado, por lo que con el paso de los kilómetros al final el gasto puede acabar siendo más o menos el mismo.

Así, un argumento quizás definitivo para decantarse por el 308 es el hecho de que al contar con la etiqueta CERO de la DGT cuenta con mayores ventajas que con la etiqueta ECO de la DGT, aunque para muchos eso no es suficiente para pagar el sobrecoste.