Tan solo hace falta ver las cifras de ventas de coches de los últimos años y, sobre todo, centrarse en las cifras de ventas que están teniendo los diferentes motores en los últimos años para darse cuenta de que, si bien es cierto que los motores de combustión tradicionales, ya sean gasolina o diésel, siguen siendo los predominantes, especialmente en el caso de los de gasolina, cada vez son más los conductores que buscan hacerse con un coche híbrido o incluso con un coche eléctrico.

Uno de los grandes argumentos para hacerse con un coche híbrido auto recargable, híbrido enchufable o un modelo 100 × 100 eléctrico es el menor coste por kilómetro que tienen este tipo de coches en lo que se refiere al consumo de combustible, especialmente en el caso de los coches eléctricos en los que, cargándolos en casa y haciendo un buen uso de la batería, su consumo acaba siendo mucho menor y una alegría para el bolsillo.

El problema en este caso es que los coches híbridos, híbridos enchufables y eléctricos siguen siendo bastante más caros que los coches de combustión básicos, de ahí que la inmensa mayoría sigan apostando por estos últimos. A todo ello debe sumarse también el hecho de que el precio de la gasolina de los últimos tiempos se ha incrementado de forma notable, lo que está provocando que sean muchos los conductores de coches de combustión los que busquen rebajar su consumo a la hora de conducir a través de diferentes estrategias.

Ojo con conducir a bajas revoluciones

Una de las habituales en este caso es la de intentar no forzar el motor intentando llevar a cabo una conducción tranquila y relajada que para muchos es sinónimo de llevar el coche a pocas revoluciones.

Evidentemente hay situaciones en las que si el motor no está precisamente muy revolucionado eso acaba derivando en un bajo consumo, pero también hay otras situaciones en las que llevar el motor muy poco revolucionado acaba siendo un problema muy serio a largo plazo.

Son muchos los mecánicos que recuerdan que llevar el motor poco revolucionado y exigirle mucha potencia de golpe, algo habitual en entornos urbanos o cuando afrontamos alguna subida y nos vamos con la marcha correcta, puede acabar siendo sinónimo de problemas mecánicos graves que no sean precisamente baratos. Es por eso que hay que saber jugar muy bien con la revoluciones y las marchas, intentando llevar el coche poco revolucionado tan solo en situaciones muy concretas ya que, por mucho que en ese momento podamos pensar que estamos ahorrando en combustible, al final la factura del mecánico puede acabar siendo bastante más elevada de lo habitual.