La reciente decisión de la Unión Europea de incrementar los aranceles a los coches eléctricos procedentes de China ha tenido un impacto directo en los precios de los vehículos de Tesla fabricados en dicho país. Esta medida, que se suma al arancel existente del 10%, resultará en un aumento del 38% en el precio final de los vehículos de la marca estadounidense.
Como ya te hemos contado en ElNacional, Bruselas ha fundamentado esta acción en las significativas ayudas estatales que reciben los fabricantes chinos de vehículos eléctricos, permitiéndoles vender sus productos a precios inferiores en el mercado europeo. Según la Comisión Europea, estas subvenciones distorsionan la competencia y representan una amenaza económica para los productores de vehículos eléctricos de la UE.
Tesla, una de las más afectadas por la subida de los aranceles por parte de la UE
La investigación que llevó a esta decisión concluyó que la cadena de valor de los vehículos eléctricos en China se beneficia de subsidios que se consideran injustos desde la perspectiva del comercio internacional. Como resultado, se establecerán aranceles provisionales que entrarán en vigor el 4 de julio de este año, con posibilidad de convertirse en definitivos a partir de noviembre si no se alcanza un acuerdo satisfactorio con las autoridades chinas.
Tesla, al estar entre los fabricantes afectados que no colaboraron plenamente en la investigación, enfrentará el arancel más alto del 38,1%. Esta medida ha generado reacciones diversas dentro de la Unión Europea, con países como Alemania expresando su desacuerdo y presionando para fijar los aranceles en un nivel más bajo, en torno al 15%.
Tesla confirma subida de precios en verano
Ante esta situación, Tesla ha comunicado que los precios de sus modelos podrían aumentar a partir del próximo 1 de julio, invitando a los clientes a realizar pedidos anticipados para asegurar el precio actual y ofreciendo beneficios adicionales como kilómetros gratuitos de Supercarga.
En respuesta a las acciones de la UE, China ha amenazado con imponer aranceles adicionales del 10 al 15% a una amplia gama de productos europeos, desde automóviles hasta productos básicos como carne y lácteos. Esta escalada de tensiones comerciales podría tener repercusiones significativas en las relaciones económicas entre ambas potencias.