Toyota se ha caracterizado en los últimos años por ser una marca que ha tomado decisiones realmente interesantes, decisiones que no han hecho otra cosa que convertirla en la marca líder arriba el mundial. Un buen ejemplo de ello es su apuesta, antes que nadie y de forma constante, por los motores híbridos auto recargables, un tipo de mecánica cada vez más demandado a nivel mundial y que ha sido su mejor argumento desde hace ya muchos años.

Sin embargo, no es que sea precisamente ningún secreto que la marca japonesa ha decidido tomar un camino diferente al resto lo que se refiere a otro tipo de motores. Un buen ejemplo de ello es la escasez de modelos 100 × 100 eléctricos dentro del catálogo de Toyota en los diferentes mercados a nivel mundial, confirmando que el fabricante tiene una estrategia que no sigue la de buena parte de las marcas potentes.

 

Otro buen ejemplo de ello es la apuesta por un tipo de motor que, al menos de momento, ha provocado mucho más dolores de cabeza que alegrías al fabricante japonés: el motor que impulsa al Toyota Mirai, el único modelo de hidrógeno que vende actualmente la marca.

El Toyota Mirai se ha convertido en una pesadilla para la marca

Un modelo que ya no es que no esté logrando las cifras de ventas que se esperaban en la marca, es que se está convirtiendo en un problema grave para el fabricante, entre otras cosas porque, como bien saben en Toyota, en los últimos días una serie de usuarios de este modelo han decidido interponer una demanda colectiva en California, Estados Unidos.

 

El principal motivo por el que han interpuesto esta demanda se basa en la publicidad engañosa de Toyota, que según la marca apunta que el repostaje de hidrógeno está “disponible, es sencillo y comparable al repostaje de gasolina”, porque muchos propietarios de este modelo saben muy bien que no es precisamente verdad. Son muchos los que se quejan en este sentido argumentando que son muy pocas las cintas instalaciones para poder repostar este modelo y, por otro lado, que en muchas ocasiones no están operativas.

Otro lado, otra de las quejas es que la autonomía real de este modelo es bastante inferior a la que anuncian desde el fabricante, hasta 160 km menos. A todo ello debe unirse también que, como apuntan en esta demanda colectiva, el precio del coste del hidrógeno se ha disparado más en un 200 % en apenas dos años, pasando de 13 dólares/kg en 2022 a 36 dólares/kg en 2024, que provoca que evidentemente la tarjeta regalo valorada en 15.000 dólares de combustible que daban en la marca para incentivar las ventas de este modelo se va a quedar muy lejos de los cinco años de combustible que apuntaban desde el fabricante.