No es que sea precisamente ningún secreto que, por mucho que España pueda presumir de tener uno de los problemas más agradables del continente europeo, hay ciertas regiones en nuestro país que, especialmente en los meses de mucho frío, acabar alcanzando temperaturas muy bajas, lo que provoca en algunos casos ciertos problemas para los conductores de coches.

Y es que es de sobras conocido que, en según qué regiones y en los días de mucho frío, es muy habitual que, sobre todo a primeras horas de la mañana, en el momento de ir a arrancar el coche nos encontremos con que la temperatura en el interior es extremadamente baja, de ahí que sean muchos los que opten por lo que en teoría debería ser la opción más rápida para calentar el interior del vehículo, que no es otra que encenderlo y poner la calefacción al máximo.

Sin embargo, cabe tener en cuenta que en no todos los modelos esta es la solución más rápida, entre otras cosas porque, como bien saben muchos, el sistema de climatización o de calefacción de la inmensa mayoría de los coches no tiene un funcionamiento inmediato justo al encender el coche, sino que necesita unos minutos.

Esta es la manera más efectiva de calentar el interior de un coche

Así, el hecho de encender el coche y dejarlo encendido pero sin activar el sistema de climatización provoca dos cosas. Por un lado, que la temperatura exterior del coche aumente y, por lo tanto, que el posible y en lo que podamos encontrar en el parabrisas y en la luneta trasera desaparezca, facilitando así la conducción.

Por otro, que el sistema de climatización vaya cogiendo temperatura para así, una vez pasados unos minutos, al encenderlo y ponerlo a la máxima potencia el aire salga realmente caliente, calentando mucho más rápido el interior del coche que si optamos por hacer esta operación justo después de arrancar el coche.

En este sentido, cabe tener en cuenta que son muchos los conductores que optan por conducir con el abrigo puesto, y eso es algo que en muchas ocasiones puede acabar comportando una sanción por parte de la DGT ya que el agente en cuestión que nos pare puede determinar que, con el abrigo puesto, no tenemos la comodidad necesaria para conducir y que por lo tanto estamos poniendo en riesgo tanto nuestra vida cómoda el resto de conductores. De ahí que lo mejor sea, una vez se haya calentado la habitáculo y vayamos a empezar la marcha, sacarse el abrigo.