El Volvo EX30 puede presumir de haberse convertido en uno de los principales motivos de alegría para la marca sueca en España y en Europa desde que este pequeño SUV eléctrico se puso a la venta en las carreteras del viejo continente.
Un modelo que, eso sí, si bien es cierto que forma parte del catálogo de una marca europea como es Volvo, en este caso una marca sueca, como ocurre con tantos otros coches que están triunfando en los últimos años en Europa, no se fabrica en el viejo continente, sino que se fabrica en China, y eso ha empezado a ser un problema muy serio para la marca.
Y es que no es que sea ningún secreto que el Volvo, que desde hace ya unos cuantos años forma parte del gigante asiático Geely, ha sido una de las marcas afectadas por los recientes aranceles impuestos por parte de la Unión Europea a todos aquellos coches que se fabrican en China, en concreto un arancel adicional del casi 20 % que, paradójicamente, no ha provocado un descenso de sus ventas, sino más bien lo contrario.
Volvo cambiará la fabricación del EX30
Es más, este Volvo puede presumir de haber sido en el pasado 2024 el segundo coche fabricado en China con mayores cifras de ventas en Europa, tan solo superado por el MG ZS, el rey chino en Europa, además de convertirse en ni más ni menos que el coche eléctrico más vendido en las carreteras del viejo continente en el pasado 2024, haciendo evidente que la apuesta de la marca sueca con este modelo ha sido todo un acierto en muchos sentidos.
Viendo precisamente que su éxito está siendo más que notable, en Volvo tomaron una decisión más que inteligente, o que al menos encaja mejor a nivel empresarial, que no es otra que la de trasladar la fabricación de este modelo en suelo europeo, en concreto a Bélgica.
De esta manera, al margen de saber hasta qué punto las diferencias en el coste de fabricación pueden afectar al precio final de este modelo, Volvo se ahorrará así pagar los aranceles que implica vender en Europa un coche que se fabrica en China, unos aranceles que llegaron de la mano de las autoridades europeas para intentar frenar el auge de los coches chinos pero que, al menos de momento, parece que no ha dado el resultado que las grandes europeas, japonesas y americanas esperaban.