Argentina tiene un pie fuera del Mundial de Rusia después de perder con estrépito ante Croacia (0-3). Los argentinos, deprimidos por un error de Willy Caballero, vuelven a desperdiciar a Leo Messi para cuajar una actuación vergonzante. Su futuro está en manos de Islandia.

Revolución de nombres y dibujo

'Si buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo'. Así pensaba Jorge Sampaoli antes del partido contra los croatas. El gris empate contra los islandeses había puesto el foco sobre las vergüenzas de un equipo que volvía a vulgarizar a Messi. El reto era dejar atrás las sensaciones de aquel 1-1 después de cinco días. Para hacerlo, Sampaoli ha cambiado el dibujo, con tres defensas, y ha introducido tres cambios. Gabriel Mercado, Enzo Pérez y Marcos Acuña han sido las caras nuevas de una Argentina que ha empezado temblando.

Croacia ha estado a punto de encontrar petróleo en su primera ocasión de gol. Ivan Perisic ha conseguido conectar un disparo cruzado que ha chocado con los guantes del portero Caballero. Sólo se habían jugado cuatro minutos. Argentina ya sabía que tendría que masticar arena. Javier Mascherano, desde el medio del campo, volvía a ver cómo su amigo Messi estaba enjaulado entre un montón de piernas croatas.

Los argentinos seguían jugando con la cabeza en otro lado. La presión los bloqueaba. Además, la suerte les giraba la espalda. Un centro de Acuña se ha envenenado para tocar el travesaño y Pérez ha fallado a portería vacía. Mientras tanto, Croacia rascaba en todas las pelotas divididas y se protegía por detrás de la línea del medio del campo. Sus contragolpes daban miedo.

El paso de los minutos ha acentuado la mediocridad de Argentina, que se cargaba de dudas ante las certezas de los croatas. Messi no aparecía y evidenciaba síntomas de desconexión. Esta era la peor premisa para intentar romper el empate.

El error del Mundial

Cada jugada era una pequeña conquista. Hacia una banda u otra. Pero esta lucha ha estallado por los aires cuando Caballero ha dudado en el peor momento. El portero ha regalado la pelota a Ante Rebic para que Croacia rompiera el empate. Argentina se disparaba en el pie en el peor momento. El golpe psicológico parecía mortal.

Messi bajaba a recibir al medio campo para reanimar a unos compañeros que jugaban con la mirada clavada en el césped. Sampaoli ha intentado sacudir el resultado con los cambios de Gonzalo Higuaín y Paulo Dybala. Todo el talento en el campo para evitar la tragedia.

Los croatas tenían el partido donde querían. Su planteamiento estaba más legitimado que nunca. Explotar el contragolpe había pasado de ser una opción a convertirse en una obligación. Argentina tenía que arriesgar porque el Mundial se alejaba. Meza disparaba sin ánimo y Messi no llegaba al rechace. El guion empezaba a ser el de una película de terror.

Argentina se ahogaba en su mediocridad y la impotencia de no generar peligro. El equipo se partía por el medio del campo para dejar paso a una anarquía total. El juego de los despropósitos ha derivado en una herida mucho más profunda. Luka Modric ha conectado un disparo desde la frontal para volver a señalar a Caballero. El partido estaba sentenciado.

Ivan Rakitic, después de estrellar una pelota en el travesaño, ha pisado el orgullo de los sudamericanos, que no podían hacer nada para evitar el tercero. Rakitic, a placer, ha puesto la guinda a la noche que certifica el pase de Croacia a los octavos de final.

Con el 0-3, los argentinos se enfrentan a una situación crítica. Sólo suman un punto en dos jornadas y pueden quedar virtualmente eliminados si Islandia gana este viernes contra Nigeria.