El último Mundial, celebrado el 2014 en Brasil, será recordado como uno de los Mundiales con más emoción de la historia del fútbol. Aparte de la gran cantidad de goles y prórrogas que hubo, la competición internacional dejó momentos para la posteridad. Desde la goleada de AlemaniaBrasil hasta el ridículo de España, y pasando por la lesión de Neymar y la sanción de Suárez, América del Sur vivió un espectáculo que acabó con la coronación de la selección alemana como campeona del mundo.

Un justo ganador

De las lágrimas argentinas al éxtasis de Alemania. La selección alemana conquistó Brasil sin que nadie (ni los propios anfitriones) pudieran oponerse a ello. De norte a sur y de este a oeste, la Mannschaft no tuvo piedad del resto de combinados nacionales que fue encontrando durante su travesía por el país sudamericano. 18 goles marcados por sólo 4 encajados; seis victorias (dos en la prórroga) y sólo un empate. Los números no admiten vacilaciones: los de Joachim Löw hicieron todos los méritos posibles para ser los campeones del mundo.

Aun así, Leo Messi y la selección argentina estuvieron a punto de impedir la colonización germánica. Los argentinos todavía se acuerdan de los múltiples errores de Gonzalo Higuaín y del fatídico gol de Götze. A pesar de que el albiceleste tenía peor equipo que Alemania y que su estrella, Messi, no tuvo el día, los de Sabella forzaron la prórroga y fregaron algo similar a un milagro. Romero, sin embargo, no consiguió mantener su portería a cero durante el tiempo extra y Argentina no pudo celebrar el título en Brasil, su eterno rival.

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El Estadio de Maracanã vio cómo Alemania igualaba a Italia como segunda selección con más Copas del Mundo (4). El póquer de Mundiales se añadía a las tres Eurocopas que ya tenían en sus vitrinas antes de viajar a América del Sur. Tres años después, en el 2017, los de Löw certificaron su supremacía con la consecución de la Copa Confederaciones.

Un Mundial de ridículos y decepciones

El trece de junio de 2014 siempre estará guardado en la memoria de todos los aficionados españoles. En el debut de La Roja en la Arena Fonte Nova contra Holanda, los hombres liderados por Vicente del Bosque naufragaron y encajaron una dolorosa derrota (1-5). Van Persie (2), Arjen Robben (2) y de Stefan de Vrij sacaron los colores a una selección que suspendió la asignatura de "renovación" y no aceptó que necesitaba urgentemente de un relevo generacional.

España tuvo que hacer las maletas una vez finalizada la fase de grupos, pues la acabó en tercera posición después de perder el segundo partido contra Chile (0-2). Portugal, Italia e Inglaterra tampoco estuvieron a la altura de las expectativas, decepcionaron y cayeron eliminados a las primeras de cambio. Aunque sus grupos eran bastante más complicados, ninguna de las tres selecciones supo asumir el papel de favorito que se les presuponía sobre el papel.

Tampoco se libró del desastre la anfitriona. Brasil fue salvando eliminatorias a trancas y barrancas hasta llegar a las semifinales, donde se encontró con el potente combinado nacional alemán. Del Maracanazo al Mineirazo. Müller, Klose, Kroos, Neuer y compañía despertaron del sueño a la selección brasileña con un baño de realidad y futbolístico que se tradujo en un marcador sonrojante: 1-7.

Los nombres propios del Mundial de Brasil

El Mundial del 2014 también será recordado por dos acciones en que Neymar y Suárez fueron los desgraciados protagonistas. El primero recibió una patada de Zúñiga en la espalda que no sólo le permitió evitar pasar la vergüenza que pasaron sus compañeros contra Alemana (no hay mal que por bien no venga) sino que también estuvo a punto de acabar con la carrera del delantero.

Por otra parte, Luis Suárez protagonizó una acción que pasará a la historia del fútbol. Por la gravedad y singularidad de la infracción y por la brutal sanción que tuvo que sufrir como consecuencia de la misma. El delantero mordió a Giorgio Chiellini en el Italia-Uruguay de la fase grupos y, a pesar de que el árbitro no lo vio y el uruguayo acabó el partido con sus compañeros, la FIFA entró en oficio y no tuvo ningún miramiento a la hora de sancionarlo: nueve partidos internacionales y cuatro meses sin fútbol.

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Las decepciones de estas fueron provocadas por el rendimiento de unas selecciones de las cuales nadie se esperaba demasiado. Argelia sorprendió con su participación en los octavos, James lideró la revelación colombiana hasta los cuartos y la incipiente Bélgica, Costa Rica y Colombia llegaron a la misma eliminatoria. Todo un hito para conjuntos de calidad y nombre inferiores a las favoritas.