Bien, pues, con el país pensando más bien en las vacaciones, ya tenemos aquí el "acto equivalente", nuevo invento que, ante la falta de candidatos con apoyos o atrevimiento para someterse a la investidura, ha puesto en marcha el reloj, de modo que si el 26 de agosto, cuando el país ya piense en el nuevo curso, no se ha escogido president, habrá nuevas elecciones el 13 de octubre. Que, francamente, es lo que más cotiza en las apuestas.
Y la llave, esa llave que blandía Josep Lluís Carod-Rovira en el momento dulce de los republicanos en 2003, la tiene de nuevo ERC. El problema, para ERC y para Salvador Illa, es que el partido de Macià y Companys está ahora en fase descendiente.
En ERC hay gente que está dispuesta a volver a un suelo de 15 diputados y rehacer el partido desde aquí y no quemarse haciendo president a Salvador Illa
Por tanto, la pregunta es ¿qué hará ERC? Y en ese sentido, desde la noche electoral, han pasado dos cosas que pueden ser determinantes. Por un lado, la salida transitoria de Junqueras y su operación manual de resistencia, que deja la dirección de ERC sin uno de los posibles valedores del pacto. Y, por otro, el manifiesto de 500 personalidades de ERC crítico con Junqueras, que pide una "renovación de la cúpula".
Cierto que si hay elecciones, puede pasar lo que los de Carles Puigdemont quieren: comerse a ERC. Pero también es verdad que en ERC hay gente que está dispuesta a volver a un suelo de 15 diputados y rehacer el partido desde aquí y no quemarse haciendo president a Salvador Illa.
Es verdad también que el factor tiempo debe tenerse en cuenta. Que ahora mismo la posición del partido es un no como una casa. De otra forma, ya habría gobierno. Pero las cosas pueden cambiar, porque en política una semana es un mundo. Y, entre otros motivos, si se avanza en esto de la financiación singular. Lo que, por otra parte, depende más del PSOE que del PSC. Y los republicanos ya saben por experiencia que lo singular cuando se habla de dinero son las trampas que se hacen.
Por lo tanto, si la noche electoral parecía que la realidad llevaba a una investidura de Salvador Illa, o eso es lo que quien escribe pensaba, el paso de las semanas y, a día de hoy, obliga a marcar en el calendario el 13 de octubre como fecha para volver a las urnas. Algo que no quiere decir, por cierto, que la realidad siga llevando a una investidura de Salvador Illa.