No había pasado nunca en un país europeo. Hacer unas elecciones, que sea imposible formar gobierno y que estas elecciones se tengan que repetir. Y ha pasado. En España. Y no pasa nada. Y ahora los responsables de la broma nos dicen que hace falta abaratar la nueva campaña y quizás hacerla más corta. Bien, pero si son ustedes los responsables del despropósito, ¿de que nos están hablando? ¿A nosotros qué narices nos explican?
Y el remate son las lágrimas de cocodrilo de la abstención. Como les preocupa, sí, la abstención. Algunos no duermen con la abstención. Y, sí, nosotros nos lo creeríamos si no fuera porque sabemos que su gran sueño húmedo es conseguir un 99% de abstención de los votantes de los otros partidos y que el 1% de participación fuera de votantes propios. Imagíneselo, eso significaría obtener 350 diputados y que toda la oposición tuviera... ¡o ninguno o cero! ¡¡¡La mayoría absoluta total!!!
Y por eso algunos trabajan en según qué campañas y hacen publicar según qué encuestas. Técnicamente le llaman “desmovilización” del rival. Se trata de enfangar el debate hasta que la gente “normal” reviente con un sonoro “esta vez irá votar su tía la de Astorga”. Este es el objetivo. Si la parte de la población más “sensibilizada” y más informada no va a las urnas (la más susceptible de enfadarse), ¡al final quien queda!? La desmovilización afecta a un sector concreto de la sociedad, o mejor dicho, NO afecta a un sector muy identificado demoscópicamente. Es el voto xopped, el voto que compra las cajas de melocotones a un euro, el voto de quién todo ya le va bien, el voto acrítico de quien iría al colegio electoral aunque rodearan la urna de vidrios rotos y clavos y les hicieran ir a depositar la papeleta descalzos.
Por eso según qué mensajes, por eso según qué actitudes, por eso según qué declaraciones. I, sobre todo, por eso este interés de algunos en hacer lo posible para repetir las elecciones. Tan patriotas que dicen ser, su patria es gobernar a cualquier precio, poniendo en riesgo lo que haga falta.
Europa no entiende como un Estado con más de 4 millones de parados, con un déficit desbocado, con unas inversiones ruinosas en obra pública que hipotecan a dos generaciones y con un problema político interno que no se quiere afrontar, puede permitirse estar 10 meses sin Gobierno. Pero a los responsables de esta situación, eso les chupa un pie. Bien, o los dos. Bien, y no sólo se los chupa esto sino todo en general.
Por lo tanto, si usted es de los (o de las) que ha dado un puñetazo en la mesa y ha dicho “basta”, sepa que es lo que “ellos” y “ellas” esperan. Y eso es lo más terrible de todo.