“Debemos ser justos. Lo tienen muy jodido para impedirlo. Será a posteriori”. Este es el resumen que Albert Rivera hizo de la situación política que se está viviendo en Cataluña y en España desde que el pasado miércoles se aprobó la ley para poder celebrar el referéndum de autodeterminación. Quien lo tiene “jodido” es el Gobierno del PP, en especial porque, aunque recurra al Tribunal Constitucional o a la Fiscalía para parar la preparación del 1-O, ya ha quedado claro que el bloque soberanista ha puesto la directa y está dispuesto a desobedecer las órdenes que se dicten desde Madrid. Si incluso un individuo tan beligerante como Rivera admite que la celebración del referéndum es inevitable, esto quiere decir que el 1-O el pueblo de Cataluña podrá expresar libremente su opinión sobre la propuesta de independencia planteada por Junts pel Sí y la CUP.
Ha quedado claro que el bloque soberanista ha puesto la directa y está dispuesto a desobedecer las órdenes que se dicten desde Madrid
Es evidente que las leyes aprobadas la semana pasada en el Parlament son las normas por las que se regirá este proceso de autodeterminación. Es la nueva legalidad que sobrepasa las leyes españolas, incluyendo el Estatut vigente, como observó muy bien Miquel Iceta en el debate parlamentario. La Ley del Referéndum es la que permite dar cobertura a la celebración del 1-O saltándose cualquier norma española. Es por eso que los grupos unionistas, salvo CSQP, se ausentaron de la cámara cuando se inició la votación de las dos propuestas de ley. Y es por eso que los unionistas practicaron un filibusterismo parlamentario cuyo único objetivo era dar la sensación de que el Parlament catalán es tan poco democrático como la Asamblea Constituyente venezolana. Si los diputados unionistas hubieran decidido quedarse en el hemiciclo para votar “no” a las dos propuestas de ley, que es lo que hubiese sido normal, habrían legitimado lo que se niegan a legitimar, que es que el pueblo de Cataluña tiene derecho a la autodeterminación.
Que el PP y Ciudadanos eligieran esta estrategia es lógico, al fin y al cabo muchos de sus diputados son como esos “jóvenes bárbaros” del partido de Alejandro Lerroux. Escupen ofensas siempre que pueden. Además, los dos partidos de la derecha española se oponen al derecho a la autodeterminación como Franco se opuso a la autodeterminación del Sáhara, la última de las colonias africanas que estaba en manos de España. El franquismo se opuso de tal manera a la autodeterminación del Sáhara, que acabó regalando a Marruecos el territorio saharaui. Qué cosas, ¿verdad? Que el PP se oponga al derecho a la autodeterminación responde a esa mentalidad, a fin de cuentas los populares celebran este año con mucho orgullo el 40 aniversario de la fundación del partido, cuando sus siglas eran AP, por siete ministros franquistas, los llamados “Siete magníficos”. Ciudadanos nació, como todo el mundo sabe, para oponerse al catalanismo y a la normalización del catalán. Nació con vocación de representar al nacionalismo español en Cataluña.
Los dirigentes del PSC han cambiado de actitud. Después de las purgas que han provocado la reducción del espacio socialista, Miquel Iceta ha impuesto una política que consiste en apoyar a los unionistas
Los que han cambiado de actitud son los dirigentes del PSC. Después de las purgas que han provocado la reducción del espacio socialista, Miquel Iceta ha impuesto una política que consiste en apoyar a los unionistas sin ofrecer ninguna alternativa creíble, porque la supuesta reforma de la Constitución necesitaría el concurso del PP y eso es imposible. Además, en Cataluña, para resumirlo de una manera vulgar, esta pantalla está superada. Mientras denominábamos derecho a decidir al derecho a la autodeterminación, el PSC no se oponía al referéndum. Mientras era una idea retórica, los socialistas no tuvieron ningún inconveniente en sostener la pancarta que presidió una de las primeras grandes manifestaciones populares, la del 2010. Cuando ha llegado el día de mojarse de verdad, los socialistas catalanes ya no quieren saben nada del derecho a decidir e incluso se oponen a él con la misma vehemencia que los conservadores y los nacionalistas españoles. Miquel Iceta no consiguió que PP y Cs se pusieran en pie para ovacionarlo, como sí ocurrió con Joan Coscubiela, pero su línea argumental fue la misma. Según Iceta, los catalanes no tienen derecho a la autodeterminación porque así lo dice la Constitución. El fanatismo constitucional español es una religión compartida a derecha e izquierda.
Otro día les hablaré de Joan Coscubiela. Sus intervenciones en los debates parlamentarios de estos días han disgustado incluso a una parte de su grupo parlamentario, CSQP, que le reprochó su autoritarismo y el de su grupo de irreductibles al silenciar las opiniones disidentes. Albano-Dante Fachin, de Podem Catalunya, y Joan Josep Nuet, de EUiA, abandonaron el hemiciclo mientras Coscubiela y Rabell pronunciaban unos discursos que habrían provocado vergüenza a los antiguos dirigentes del PSUC e incluso a su padre, abogado como él de CC.OO. Estoy seguro de que el abuelo Josep Coscubiela habría querido para su nieto Daniel lo que su padre le negó esta semana, que es la posibilidad de votar en libertad. Muchos de los que fuimos militantes del PSUC, aunque lo fuéramos más por demócratas que por comunistas, este miércoles sentimos rabia por la destrucción en manos de un ególatra como Coscubiela de la memoria antifranquista de ese gran partido.
La Diada de este año es una de las más trascendentes de los últimos años. Deberemos estar preparados para soportar el creciente autoritarismo del Gobierno
Transitamos por un camino sin retorno. La mayoría de los alcaldes y alcaldesas catalanes se han comprometido con el referéndum. Solo se resisten los ayuntamientos que están dominados por los socialistas con mayoría socialista o bien están condicionados por Cs, como el de Lleida, presidido por Àngel Ros, un hombre que años atrás se presentaba como el adalid del sector catalanista del PSC. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, juega con la ambigüedad para resolver sus problemas internos. Catalunya en Comú tiene un sector que es rabiosa y agresivamente españolista. Aunque se note poco, existe y es poderoso en las universidades y en CC.OO. Pero Catalunya en Comú también tiene gente que cree en la autodeterminación. Si finalmente Ada Colau decide seguir a los alcaldes socialistas y no facilita la votación en Barcelona, quedará claro qué sector ha ganado. A decir verdad, el apoyo de los alcaldes es importante pero no decisivo para celebrar el referéndum, en especial en las grandes ciudades, donde el Govern tiene múltiples alternativas para superar las trabas que le impongan.
La Diada de este año es una de las más trascendentes de los últimos años. Deberemos estar preparados para soportar el creciente autoritarismo del Gobierno, con la complicidad del PSOE y Cs y el silencio de los periodistas y los intelectuales españoles, que actúa contra imprentas y medios de comunicación como si estuviéramos bajo un estado de sitio. Estamos obligados a resistir y a hacerlo como la multitud congregada ante la sede del semanario El Vallenc, que se puso a cantar una canción de La Trinca mientras la Guardia Civil desfilaba a todo correr: “Passi-ho bé i moltes gràcies./ Passi-ho bé, passi-ho bé,/ Passi-ho bé!/ Passi-ho bé fins l'any que ve”. Un adiós sarcástico a la Guardia Civil, que contrasta con los aplausos entusiastas de la gente a los Mossos d'Esquadra después del atentado del 17-A. Y es que una buena parte de los catalanes y catalanas están desconectados del Estado desde mucho tiempo atrás. Viven el día a día como si ya fueran independientes.