El delegado del gobierno español en Catalunya, Enric Millo, ha decidido llevar a la fiscalía el discurso que la alcaldesa de Girona, Marta Madrenas, pronunció el pasado viernes durante la concentración para protestar contra el encarcelamiento de los consellers Turull, Rull, Romeva y Bassa y la presidenta Forcadell. El delegado del gobierno del PP, asegura que Madrenas instaló una tarima ante la subdelegación para hacer un “llamamiento claro y concreto” a la revolución mientras desplegaba “un ataque contra el estado de derecho, contra la democracia y contra el gobierno de España”. ¡Agárrate que vienen curvas! Puede que Millo crea que si también detienen a Madrenas por el delito de sedición, los unionistas eliminarán a una candidata a no se sabe qué. Millo manda a Madrenas a la fiscalía y a la vez que amenaza al presidente del Parlament, Roger Torrent, advirtiéndole que sigue “los mismos pasos” que Forcadell y puede acabar en la cárcel. Ni la amargada María de los Llanos de Luna se atrevió a perseguir independentistas hasta este punto. El delegado del gobierno español que tenía fama de ser la “voz diplomática” del españolismo conservador, se ha descarado. Le va el cargo, está claro.
Enric Millo, ¡qué personaje! Nacido en Terrassa el 24 de noviembre de 1960, políticamente Millo estuvo vinculado a Girona, circunscripción de la cual fue delegado Territorial del Departament de Treball de la Generalitat de Catalunya (1991-1995). Conoce bien, por lo tanto, la tierra de la alcaldesa Madrenas, que también es el paisaje de Carles Puigdemont, el president depuesto por el tripartito del 155. Millo es un profesional de la política en el peor sentido de la palabra. En CiU abundaban este tipo de personajes, atraídos, precisamente, por la facilidad de vivir del erario público sin aportar nada a cambio, por encima de fidelidades absurdas, esperando el premio que a menudo no llegaba. Ignasi Guardans es de esa raza. El nieto de Cambó lo fue todo hasta que Ramon Tremosa lo sustituyó como eurodiputado y entonces se enfadó de tal modo que se convirtió en un unionista de tomo y lomo, más fiel a España que su abuelo al franquismo. Josep López de Lerma, otro gerundense que fue portavoz de CiU en el Congreso de los Diputados, sufre la misma enfermedad, que no es otra que la egolatría.
El españolismo fomenta las mentiras desde tiempos inmemoriales
Eric Millo fue militante de UDC y portavoz adjunto del grupo parlamentario de CiU en el Parlament desde 1999 hasta que en 2003 Josep Antoni Duran i Lleida lo descabalgó de la lista electoral y Millo cogió un cabreo descomunal. Dicen que pertenecía al sector soberanista de Unió. Me parece extraño, sobre todo porque ahora vuelve a darle el pico a Ramon Espadaler y a Duran i Lleida. Lo indudable es que Millo era un hombre de confianza de los cabecillas del partido, puesto que incluso fue imputado por el caso Pallerols, uno de los episodios de corrupción de los democratacristianos. Sin embargo, finalmente no lo juzgaron, a diferencia de algunos antiguos compañeros suyos, ahora en Units per Avançar, el grupillo de Ramon Espadaler que se ha convertido en una rémora del PSC, quienes incluso entraron en prisión. La corrupción se condena más o menos según el grado de unionismo del sujeto implicado. La sentencia del caso Pallerols confirmó que UDC se lucró irregularmente mientras Millo era uno de sus dirigentes.
Millo saltó de UDC al PP en un santiamén cuando el presidente del PPC era Josep Piqué. Al año siguiente, en 2004, Millo ya estaba sentado en la ejecutiva catalana de los populares. No obstante, y según explica a menudo Joan Puigcercós, antes Millo intentó una aproximación a ERC. ¡Vade retro, Satanás! —debe de pensar ahora—. Por eso Millo niega este episodio con tanta vehemencia. Trepar y mentir muchas veces son verbos que algunas personas conjugan como si fueran sinónimos. Ese tipo de gente no sabe qué es el poder de la decencia. Al contrario. Que en 2012 Millo donará un riñón a su mujer porque lo necesitaba, políticamente es irrelevante. Sólo demuestra que él quiere a su familia. Incluso los dictadores se humanizan con la edad y aparentan debilidad física y tienen hijas, como es el caso de Millo, que defienden el referéndum. Fomentar la donación de órganos, que es lo que él promueve, no es incompatible con perseguir a los adversarios de la independencia con mano de hierro y distorsionando los hechos. El españolismo fomenta las mentiras desde tiempos inmemoriales. Lo hizo Aznar con la guerra de Iraq y lo hace Millo cuando acusa a Madrenas.
Su paso por la política consiste en defender el Estado sin gracia ni inteligencia
Piqué fue una estrella fugaz en la órbita de PP, a pesar de conseguir una cartera ministerial. Millo, en cambio, es un camaleón que se adapta a quien tiene delante. Se desliza como las babosas. Por eso Millo volvió a flote con Alicia Sánchez-Camacho —la mujer chabacana de La Camarga—, la nueva presidenta del PPC después de la breve presidencia de Daniel Sirera. Millo fue nombrado portavoz en el Parlament de los conservadores españolistas catalanes, cargo que también ocupó con Xavier García Albiol, el alcalde xenófobo de Badalona, quien sucedió a Sánchez-Camacho cuando él perdió la alcaldía de Badalona y la de Blanes cayó en un pozo. Albiol y los jóvenes talibanes conservadores, como por ejemplo Sergio Santamaría, Andrea Levy, José Antonio Coto, Antonio Gallego, Eva García o Esperanza García (que hizo el trayecto inverso al de Carina Mejías, que del PP se pasó a Cs) han provocado la marginalidad del PP. Millo es un superviviente, porque es más listo que esa pandilla de golfos políticos. Aparecen y desaparecen y, por suerte, nadie les echa de menos. Su paso por la política consiste en defender el Estado sin gracia ni inteligencia. Cuando coincidía con uno de esos personajes en tertulias y debatíamos sobre el déficit fiscal o el desastre de las infraestructuras y escuchaba sus argumentos, me preguntaba si sabían que un diputado se debe a los intereses de los electores que les han votado y no a los del gobierno que impide, por ejemplo, los desdoblamiento de una carretera o dilata la construcción de una línea ferroviaria. Debe de ser por eso que el PP es irrelevante en Catalunya. Es tan irrelevante y está tan mal dirigido, que en la segunda sesión del frustrado debate de investidura de Jordi Turull, García Albiol tomó la decisión de abandonar el hemiciclo y ceder todo el protagonismo unionista a Cs y al PSC. De costal vacío, nunca buen botijo, reza el refrán.
Volvamos a Enric Millo. El nuevo virrey —con un supuesto pasado soberanista, insisto—, dice ahora que las palabras que pronunció Madrenas el viernes favorecieron “el ataque” del domingo por la mañana contra la fachada del edificio de la subdelegación en Girona, pintada de amarillo por un grupo de independentistas. Millo ha reclamado a la Guardia Civil que abra diligencias y elabore un atestado que recopile todos los hechos, que se tramitarán a la fiscalía por si pueden ser constitutivos de delito. Además, Millo tampoco descarta que se investigue a los Mossos d'Esquadra que se quedaron “mirando” como pintaban el edificio. ¡Todos a la cárcel!, que viene a ser la versión catalana de aquel “a por ellos” de la españolada andaluza. Y es que Millo es aquel antiguo dirigente de UDC y del PP que antes del 21-D osó proclamar en voz alta que el gobierno “impedirá la aplicación de un programa electoral independentista aunque gane”. ¡Viva la democracia! Después se quejan de que buena parte de los catalanes no quieran saber nada de esta gente ni de España.