1. La patronal de la pequeña y mediana empresa Pimec, que junto con Fomento del Trabajo Nacional, es la principal organización empresarial de Cataluña, ha decidido querellarse contra Joan Canadell, presidente del Consejo de Cámaras y de la Cámara de Comercio de Barcelona. Canadell osó denunciar, sin mencionar a Pimec, que existen patronales que llevan 25 años sin elegir presidente, escogiéndolo a dedo. Josep González se sintió aludido porque, efectivamente, es presidente de Pimec desde 1997, cuando la antigua patronal del Baix Llobregat, Sefes, que él también presidía, se fusionó con Pimec. Hay dirigentes patronales y sindicales que se pegan a las sillas con cola. Una vieja costumbre del régimen del 78.
2. Está claro que las organizaciones patronales y sindicales se han puesto nerviosas ante la tramitación de la ley de cámaras que abre la puerta a la financiación pública y la representatividad institucional a las entidades camerales. Es una propuesta de Junts y Esquerra, mediante el trámite de lectura única y urgente. El proyecto de ley ha unido a Fomento del Trabajo, Pimec, UGT y CCOO de Catalunya para oponerse a él. Las patronales y los sindicatos del régimen del 78 remitieron una carta a los grupos parlamentarios en la que exigían que no se tramitase la iniciativa y ya han conseguido el apoyo del PSC, que este fin de semana anunció que lo llevará al Consejo de Garantías Estatutarias. Esto ha provocado que ahora ERC dude, por puro seguidismo de los socialistas, y porque los republicanos —como los antiguos convergentes— en realidad no han apostado jamás por los sindicados independentistas de clase. Patronal y sindicatos no quieren compartir la financiación pública de la que disfrutan por ley con las cámaras, aunque estas representan a 500.000 empresarios y autónomos que sí tienen la opción de votar a candidaturas abiertas y realmente competitivas. Están en juego “las competencias de los que hasta ahora somos los agentes sociales”, ha manifestado González sin tapujos.
3. Este es el núcleo de la polémica y el trasfondo de la querella. Tiempo atrás, Xavier Coronas, secretario general de la Cámara, recordó que la representatividad de las cámaras es distinta, de manera que, “en todo el mundo, lo que define una cámara de comercio es la defensa de los intereses generales. En cambio, las patronales, defienden los de una parte”. Josep González y los otros implicados no lo ven así, claro, y se quejan del intrusismo de un Canadell que ya provocó que saltase la banca en las elecciones de la Cámara de mayo de 2019 al derrotar a los candidatos del establishment, Carles Tusquets y Ramon Masià, con un programa renovador e independentista. Quizás se entienda mejor lo que está pasando si uno se acuerda de que entonces Josep González era vicepresidente segundo de la Cámara que presidía Miquel Valls y formaba parte del entorno convergente, simplemente porque era el partido gobernante, y, desde los negocios, alertaba de que “no está el horno para bollos”.
4. Si fuera un trabajador normal, Josep González llevaría diez años jubilado. Es más conocido como dirigente patronal que como empresario. Hoy en día preside una entidad —otra más— público-privada, Pallarsactiu SA, “que tiene como objetivo influir, promocionar y desarrollar los intereses económicos del Pallars Jussà y Sobirà”. Y a pesar de ello, la Pimec de González boicoteó —junto a Fomento— el encuentro sobre el déficit en infraestructuras que convocó la Cámara y que contó con la presencia del Racc, Femcat, el Colegio de Economistas, de Ingenieros y de Caminos y el Consejo de Cámaras. La guerra entre los viejos empresarios del subsistema autonómico del régimen del 78 y el empresariado soberanista es total. Canadell subvierte cada día un mundo acostumbrado a mandar en todas partes.
5. Josep González también preside la Fundación Pimec, creada en 2007, y cuya misión se confunde con los propios de la organización general, si bien tiene una personalidad jurídica propia. Lo más sorprendente es que hace cosa de un par de años Pimec transfirió sus activos a la Fundación no se sabe muy bien por qué motivo. ¿Tal vez González quiere perpetuar su control de la organización patronal cuando sea sustituido por Antoni Cañete, actual secretario general de Pimec, a quien ya ha ungido como heredero?. Según explicaba Àlex Font Manté el pasado verano, González lo tiene todo atado y bien atado, incluyendo la reforma de los estatutos de la entidad para asegurar un salario a Cañete, cuando acabe el mandato en 2022 y pilote el relevo a favor de Cañete, a la manera clásica de los antiguos politburó sindicales: primero se designa y después se vota para ratificar, que es a lo que se refería Canadell.
6. Uno de los puntos débiles del movimiento independentista es su escasa incidencia dentro de las patronales y los sindicatos del régimen autonómico del 78 que se alimentan con dinero público directo, incluyendo los recursos —que no son pocos— destinados a la formación. Eso no significa que no haya empresarios y trabajadores independentistas. El éxito de la candidatura de Canadell en las elecciones de la Cámara y la irrupción de la Intersindical-CSC, un sindicato de clase e independentista sin complejos, indica cuál es el camino a seguir para “ampliar la base”. Ocupar “espacios de libertad” bajo el régimen franquista —los colegios profesionales o incluso las estructuras del sindicato vertical— ayudó a carcomer el franquismo pero no lo tumbó. No fue suficiente para quitárselo de encima y, en realidad, ayudó a perpetuar personas que transitaron de la dictadura al parlamentarismo como si nada hubiese ocurrido. Se necesita empezar de nuevo y apoderarse de las instituciones para cambiarlas, no para seguir haciendo lo mismo.
7. Antoni Cañete ha fichado ahora a Josep Ginesta como jefe del área de Trabajo de Pimec. El fichaje se realizó diez días después de que Ginesta — aún actual secretario de Emprendimiento, Trabajo y Función Pública de ERC— fuese destituido por el consejero Chakir el Homrani como secretario general del departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias, debido al fiasco de las ayudas a los autónomos. ¿Qué mejor ejemplo habríamos podido encontrar de las puertas giratorias en tiempos del autonomismo? Viejas prácticas con nuevos protagonistas en una época de renuncias en que el fracaso obtiene premio. El fichaje es feo, pero nadie alza la voz para denunciarlo, ni siquiera los republicanos que antes eran tan exigentes con los convergentes. Todo el mundo sabe quién ejerce la dictadura mediática en Catalunya y por qué se impone la ley del silencio. Quizás es porque la mentalidad de los que conciben el mundo público como una finca privada regresa con nuevos protagonistas. Deben pensar que “ahora les toca a ellos”, como dijo Alfonso Guerra en 1982, no para gobernar, sino para obtener un provecho personal y partidista. Es por eso que Canadell molesta tanto. Él y su equipo están impregnados de un espíritu republicano verdadero que choca con las formas del subsistema catalán del régimen del 78, que se afana por acabar con el procés mediante complicidades incomprensibles. El estado ha judicializado la política para destruir al movimiento independentista y a los dirigentes del 1-O. Por lo que parece algunos están dispuestos a hacer lo mismo en otros ámbitos.