Saber hacia dónde giran los electores independentistas es tan difícil como saber hacia dónde va el mundo. Los sociólogos y los politólogos recurren a las encuestas para orientarse. El problema es que últimamente las encuestas electorales no han acertado nunca. Por eso muchos grupos políticos no se fían de ellas. Es justo reconocer, sin embargo, que el CEO, que dirige mi amigo Jordi Argelaguet, "acertó" de lleno los resultados del 28-A después de hacer una encuesta presencial de 1.500 entrevistas —y eso hace que sea una de las más importantes y serias de las que se confeccionan en Catalunya— y repartir los escaños casi aritméticamente. Solo le faltó predecir al diputado de Vox, pero sé que, a pesar de no hacerlo constar, ya lo divisaban.
Ahora el CEO nos ofrece más información sobre qué piensan los electores. En la encuesta hecha de cara al 26-M, que es telefónica, a 1.000 personas (27% fijos y 73% móviles, aproximadamente), por lo tanto muy diferente al BOP. Y el resultado es que el 'sí' y el 'no' a la independencia están empatados, como hace muchos años que ocurre, y que entre los partidos autoproclamados soberanistas, los partidarios del 'sí' a la independencia se distribuyen de la manera siguiente dentro de cada electorado: en En Comú Podem son el 27,1%; en ERC, el 88,2%, y en JxCat, el 98,7%. Aunque en el dossier de prensa de la encuesta del CEO no se menciona al Front Republicà, porque solo toma en consideración los partidos que han obtenido representación en el Congreso —una incongruencia, dado que el recuerdo de voto al Front Republicà de los encuestados es superior a Vox—, los votantes de Albano-Dante Fachin son partidarios de la independencia en un 97%. Acto seguido les diré qué pienso de todo ello, pero primero quiero explicarles otro aspecto de la encuesta que refuerza el argumento que les expondré después.
La encuesta del CEO —cuyo trabajo de campo ha sido realizado por el GESOP, una empresa que, como diría otro amigo mío, Francesc Abad, se decanta siempre por el mismo lado— nos muestra un aspecto que, visto el mal resultado de JxCat el 28-A, podría resultar sorprendente. Carles Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsatí podrían ganar las elecciones europeas por delante del candidato de Esquerra, Oriol Junqueras, que obtendría el 22,5% de los votos, justo tres décimas más que los socialistas catalanes (22,2%). En la encuesta, la candidatura del MHP Carles Puigdemont se sitúa todavía en tercera posición, con un 21,2%, pero la tendencia es al alza. El partido del president se consolida y no hay nadie que pueda sustituirlo. El 28-A mucha gente del entorno Puigdemont no sabía a quién votaba. El otro día, en Tiana, una mujer, convergente de toda la vida, me confesó que había votado a ERC porque el president Puigdemont no se presentaba a las elecciones. Y cuando le dije que la candidatura de Jordi Sànchez y Laura Borràs lo representaba, la respuesta fue contundente: "Yo quiero votar al president". Este ha sido el acierto de Junqueras, presentarse de cabeza de lista en todas las convocatorias.
ERC amplía la base del partido, pero no la del movimiento independentista
Dicho esto, les esbozo lo que los datos del CEO me han sugerido. Si usted coge los datos referidos a la relación Catalunya-España, los votantes más federalistas son los de En Comú Podem (57,8%). Los más independentistas son los del FR (90,7%), mientras que Junts per Catalunya aparece en segunda posición (83,6%), y los de ERC bastante más lejos (66,1%), dado que entre los votantes de Esquerra un 26,3% apostaría por una Catalunya como "Estado dentro de una España federal". Pongan ustedes las caras de estos republicanos federalistas y seguro que no se equivocan. Son evidentes. Entre las últimas incorporaciones a ERC, no conozco a ninguno que se declare independentista. ERC amplía la base del partido pero no la del movimiento independentista. La permeabilidad está invertida. Y la prueba son los candidatos que ocupan los primeros lugares en la candidatura de Barcelona o las preferencias de los diputados y senadores elegidos el 28-A. No es una opinión, es un hecho confesado por los protagonistas. La reorganización del espacio antiguamente tripartito ha dado este resultado favorable a ERC.
¿Cuál es la razón por la que los votantes de JxCAT y del Front Republicà son, digamos, indepes de toda la vida? Les avanzo una teoría que requeriría un estudio académico de verdad, con encuestas en profudidad y un análisis esmerado de lo que nos aportan. La idea es que el votante de estas dos formaciones tiene un background nacionalista clásico, catalanista, que es el nombre que recibe históricamente el nacionalismo catalán, en el sentido que todos los nacionalismos del mundo aspiran a la independencia. El crecimiento del independentismo de la última época se debe al salto adelante que hicieron los antiguos votantes convergentes. Sin este giro es imposible explicar el empate que hoy señala el CEO entre independentistas y no independentistas en Cataluña. Poble Lliure, que es el eje del Front Republicà, es un grupo cuyos dirigentes históricos proceden del PSAN, un partido de izquierdas de liberación nacional fundado en 1968 por un grupo de jóvenes que salían del FNC, el primer partido indpendentista y nacionalista de la posguerra. Es un grupo, pues, de base nacionalista innegable. JxCAT, cuando se identifica con Puigdemont, y eso también lo señala la encuesta del CEO, ideológicamente es muy plural. Del 11,1% de personas de esta encuesta que dicen que votarán a JxCAT este mayo, menos de un punto porcentual menciona explícitamente al PDeCAT. Ni la prensa ni los adverarios han conseguido el propósito, algo malévolo, de presentar a JxCAT como un mero maquillaje del "espacio convergente", como insisten en denominarlo los dirigentes de ERC. El espacio postconvergente solo es una parte del nuevo espacio independentista. Serán los errores propios, y hay quien los comete a raudales, los que pueden hacer fracasar al partido del presidente y alejar de su entorno a los que, como Ferran Mascarell, Teresa Pallarès, Jordi Sànchez, Salwa El Gharbi, Toni Morral o Aurora Madaula, son netamente independientes y no quieren reproducir según qué tics propios del viejo sistema de partidos. Los votantes de JxCAT, tanto los que aún son del PDeCAT como los que no lo son e ideológicamente se sitúan en la izquierda socialdemócrata o liberal, ya han saltado el muro y su convicción independentista no es instrumental como ocurre con una parte de los nuevos votantes de ERC e incluso con los votantes más tradicionales y antisistema de la CUP.