Aznar sabe que ir a las manifestaciones sirve de algo. Mientras aquí nos vamos burlando de la ANC y de sus defectos (que están ahí), y vamos alimentando un estado de desánimo que sólo puede ofrecer al mundo la imagen de un país totalmente desactivado, en Madrid saben que salir a la calle sirve de algo. Saben, también, que votar sirve de algo y ni en broma se les ocurriría abstenerse en nada: mucho antes, montarían una alternativa (como ya han hecho con Cs y con Vox). No hay espacio para dejar vacío, ningún centímetro de recuento a regalar a la Guardia Urbana, ningún voto que por miserable y equivocado que sea no pueda sumar a favor. El trabajo político, o la negociación si quieren circunscribirlo al momento actual, sólo será fructífero si hay algún latido que precisamente trasciende la política y la negociación. Delegar todo en la política es demasiado fácil; delegarlo en el escepticismo o la tristeza, sin embargo, aún lo es más. La política tiene cambio, la depresión colectiva puede ser irreversible.

Lo que más destaco de las invitaciones de Dolors Feliu a una posible cuarta lista es que Junts no ha dicho ni mu. No sé ni quiero entrar a debatir si esto convendría o no, si hay o no espacio, porque hasta el 2025 puede pasar de todo y no quiero prejuzgar las opciones de nadie. Me limito a apreciar que hay espacio en el imaginario, y eso ya es suficiente. España tiene grabado dentro de su imaginario que podemos volver a hacerlo, y de ahí no les sacas, y tienen toda la razón. Del mismo modo, lo importante no es si hay cuarta lista, sino que los partidos perciban un aviso, un recordatorio permanente (y, a ser posible, mínimamente sólido y creíble: si no, no hace falta ni ponerse). Lo determinante no es si una manifestación puede sacudir las cosas, sino que la manifestación sea de una magnitud máxima y de un abstencionismo mínimo, y que se repita su éxito cada año a pesar de los desacuerdos y las diferencias. Lo importante no es si activamos mañana mismo la DUI, lo importante es saber si hay gente todavía dispuesta a defenderla en caso de que se reactive o se vuelva a producir. La respuesta es que sí, pero es que ni siquiera hay que saberlo a ciencia cierta: sólo hay que intuirlo. Intuir, al fin y al cabo, que no estamos solos y que existe siempre una alternativa.

Lo importante no es si activamos mañana mismo la DUI, lo importante es saber si hay gente todavía dispuesta a defenderla en caso de que se reactive o se vuelva a producir

Por tanto los analistas pueden teorizar sobre si hay espacio o no hay espacio, que yo creo que ahora mismo ni de lejos, pero tener la certeza es del todo irrelevante: lo importante es que todo pueda cambiar de golpe. Por eso, dejando de lado la actitud paternalista de ERC, yo destaco que Junts no ha expresado ninguna crítica sobre la idea. No porque le guste, por supuesto, sino porque a cualquier negociador le interesa dejar claro que su causa tiene un posible relevo aún más difícil de domesticar. No tener alternativa, no tener otra alternativa que pactar, ya hemos visto que es la verdadera estrategia fracasada. Por eso ahora mismo la cuarta lista de Puigdemont se llama Puigdemont con las manos libres. Ustedes mismos: ¿con quién prefieren tener que hablar?

Cuando lees la sentencia contra Miquel Buch y Lluís Escolà (que recorreremos, evidentemente) te das cuenta de que, más allá de los hechos probados o precisamente por la ausencia de los mismos, existe una persistencia en torpedear la política por parte de la judicatura española y que el perfeccionismo, la pulcritud jurídica, les da igual. No buscan la verdad técnica, sino dejar meridianamente clara una actitud. Del mismo modo, cuando el PSOE habla de encajes y plurinacionalidad pero no admite otra autodeterminación que la de género, lo que marca no son las líneas del texto de ninguna Constitución sino su actitud férrea al respecto. También lo era hasta ahora con las amnistías, y ahora resulta que las excusas técnicas no existían y puede considerarse la iniciativa. La actitud del otro lado, en este caso la del independentismo que representa Puigdemont, los condiciona. Y por cierto: si prospera esta iniciativa, será algo más que pasar página. Será sobre todo empezar a leer, a escribir, la página siguiente. Por eso Aznar llama a salir a la calle. Porque, aunque a veces no lo parezca, este tema está tocando donde duele. Y es que lo que encontramos en la página número dos lo marca siempre el tono, el argumento y evidentemente el autor de la página uno.