Ha escrito Jesús Ruiz Mantilla en El País: "Cuando a Camilo José Cela —perdón por la cita extemporánea— algún joven aspirante a escritor despistado y banal pedía consejo para algún argumento de una posible novela, el autor le respondía: 'Un hombre conoce a una mujer… Punto y final. Con talento le puede salir a usted La cartuja de Parma'. En Los años nuevos (Movistar Plus+), Rodrigo Sorogoyen ha querido seguir este punto de partida para ver hacia dónde lo llevaba: chico conoce a chica... A partir de ahí, uno no sabe si le ha salido La cartuja de Parma en imágenes, pero sí algo que se asemeja a una obra magistral".

Obra magistral.

Ha escrito Carlos Boyero en El País: "Amigos cuyas opiniones me parecen fiables me cuentan que la última entrega de Sorogoyen es la hostia de buena. Para nada, en mi loca opinión. Reconozco un talento superior pensando y filmando las escenas de sexo, absolutamente creíbles, algo que está prohibido por la triunfante inquisición de tantas cazadoras y cazadores de brujos. El primer y entusiasta polvo entre los desconocidos es una obra de arte. También los siguientes, cuando estos ya son pareja. Incluso la patética paja en un hotel de Berlín, cuando los días de vino y rosas se están terminando".

Talento para filmar escenas de sexo creíbles.

Pero Boyero concluye: "¿Y cuál es mi problema respecto a la vida de aquellos chicos de treinta años que celebran continuamente el nuevo año? Pues que me importan lo que es justo, o menos, o una mierda".

Que le importa un pepino, vamos, algo que ya se sabe cómo va y cómo acaba.

Más o menos lo que me ha pasado a mí, con la diferencia de que al inicio del capítulo 5, el de Berlín, ya me cansé cuando en el minuto 3 venía otro pinchito.

Lo de seguir la vida de una pareja poniendo el foco en el mismo día de cada año no es nuevo

Además, lo de seguir la vida de una pareja poniendo el foco en el mismo día de cada año no es nuevo. Lo hizo, por ejemplo, Sílvia Soler en El verano que empieza, y fue aún más ambiciosa. Júlia Reig y Andreu Balart, predestinados a ser amigos durante toda la vida, se ven cada año —¡durante 50!— en cada verbena de San Juan. Una fecha más nuestra y menos generacional y una novela que, francamente, cansa menos que las cinco primeras horas de Sorogoyen.

Pero, de hecho, el origen de todo es Un día, de David Nicholls, que sigue a los protagonistas, Emma Morley y Dexter Mayhew, desde un 15 de julio de 1988, día de su graduación, hasta 20 años después, siempre en esa misma fecha. Y, francamente, cansa menos que la serie de Movistar. Eso sí, la serie de Netflix es infame.

Aunque, de hecho, el origen de verdad de todo debe ser Homero. Y sobre la Odisea hemos estado dando vueltas y vueltas durante 2.800 años. Eso sí, cada vez con más polvos de por medio.