Madrid, Valencia y Baleares, las otrora joyas de la corona del Partido Popular, están pulverizando las expectativas de Mariano Rajoy para conservar la presidencia del Gobierno. La concatenación de noticias relacionadas con la corrupción que diariamente afectan a una, a dos o a las tres comunidades autónomas está haciendo trizas cualquier intento de driblar la soledad de la formación conservadora después de las elecciones del pasado 20 de diciembre. El PP ganó, pero los españoles votaron cambio y esa es la ecuación que no encuentra respuesta en las negociaciones que protagoniza Pedro Sánchez para lograr su investidura y evitar la convocatoria de unas nuevas elecciones.
Este jueves ha caído, en algunos aspectos, la tormenta perfecta encima de los populares. La trama corrupta de Valencia se ha llevado por delante no sólo a varios dirigentes o exdirigentes, sino al conjunto de la organización. La exalcaldesa Rita Barberá permanece recluida en su domicilio mientras todas las miradas políticas y judiciales se dirigen invariablemente hacia ella. Su partido le ha pedido con la boca pequeña que dimita mientras le mantiene el aforamiento como senadora ante una eventual convocatoria de nuevas elecciones. En Palma, el expresidente del Gobierno autonómico y del PP balear Jaume Matas ha asumido su responsabilidad en la trama del caso Nóos, se ha declarado culpable de malversación de fondos públicos, ha pedido perdón y ha dejado encima de la mesa una frase nada enigmática: "Había que pagar un peaje al yerno del Rey; había que estar a bien con la Casa Real".
Para acabar la jornada, el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco lanzó una operación contra la financiación irregular del PP de Madrid, y la Guardia Civil se personó en la sede del partido en la calle Génova en busca de material comprometedor, en la sede de la constructora OHL de Juan Villar Mir, en el domicilio del yerno de su hijo Juan Miguel y también en el del exgerente del PP de Madrid, Beltrán Gutiérrez. Dice el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, después de entrevistarse con Rajoy, que están de acuerdo en impedir el referéndum en Catalunya y que no firmará ningún acuerdo con el PSOE que no lo incluya. Y que encuentra a faltar mayor concreción en el tema de la corrupción por parte del PP. Una manera de decirlo, sin duda elegante, ante los comentarios que emiten sus colaboradores: ¿cómo podemos pactar con el PP si no hay un día que no les surja un nuevo caso de corrupción?