En la Borbónia del rey huraño, que no gana para disgustos en los últimos días del 2023, se está celebrando el gran aquelarre contra Catalunya. Los presidentes de las CC.AA., desde las televisiones que vienen con el cargo, dan fe de su obediencia a la soberanía centralista, presumiendo de anticatalanismo y compitiendo entre ellos para ver quién la suelta más gorda. Naturalmente, la gran finalista es la presidenta de Madrid, con abrigo de piel de dálmata y de la mano del señor Rodríguez, que siempre ha sido un "big pretender".
Pero en el espectáculo de las nuevas inquisiciones y las viejas hogueras están todos los vireyecitos. Desde Castilla-La Mancha, Extremadura, León y donde haga falta, se maquillan para esconder los brillos de nervios o miedo, y lanzan mensajes de Año Nuevo que, en el fondo, siempre dicen lo mismo, conservados en formol y vigentes desde los años ochenta del siglo XX. Poco importa que su política autonomista sea fundamentalmente el clientelismo, el vacío o la corrupción, ni que su carné los afilie al PSOE o al PP. El discurso de fondo de armario siempre da votos y buenos rendimientos —caja, cobrar, con muy pocas variaciones. Este año, en concreto, aporta como novedad la guinda de no aceptación de la amnistía política (porque de la fiscal no se dice nada). Ni falta que hace. Bien calladitos.
Feliz año 2024, especialmente para los que han hecho de la insumisión la manera más digna de vivir.
Y siguiendo (o dando) el ejemplo de los presidentes autonómicos, los diarios de lo que algún humorista despistado llamó "la caverna", hablan hoy contra la amnistía y del de siempre. Alguno (quizás La Razón) abre portada con una afirmación ex cátedra en el sentido que "los españoles rechazan que regrese Puigdemont". La Razón no se esconde: sigue siendo el gran portavoz de VOX y de lo más carca del PP, explicándonos que hay una encuesta en la cual es mayoritaria la opinión que el ahora eurodiputado de Junts (es decir, el president Puigdemont) tiene que rendir cuentas ante la justicia, aunque ni La Razón, ni El Mundo, ni l'ABC parece que lo vean demasiado claro. Yo no sé ni siquiera qué entienden los de La Razón (y ya que estamos, todos los propagandistas de la fe de AtresMedia) por "justicia". Y mucho menos, por "rendir cuentas". O por quién les rinde, estas cuentas, que quizás serán periodistas de los de verdad, fotógrafos con cámara que no miente y toda la gente trabajadora que ama su país.
Con indultos y amnistías de letra pequeña o con grandes titulares, la voluntad final es política. Veremos qué recorrido tiene la primera querella aceptada a trámite por el juzgado de instrucción número 9 de Barcelona contra policías por mentir. Quizás el mes de febrero de 2024 podremos saber más, cuándo se tengan que presentar ante la jueza un sargento y un agente de los Mossos acusados de haber cometido delito de falso testimonio y denuncia falsa. Los querellantes son el periodista de la Directa, Jesús Rodríguez y el fotoperiodista freelance Isidre García, en el marco de la campaña #ProuMentidesPolicials impulsada por Irídia, el Grupo de Periodistas Ramon Barnils, Mèdia.cat y Free Press Unlimited.
Por otra parte, hoy, 31 de diciembre del 2023, acaba la inhabilitación a que la faceta más imaginativa y estrafalaria del lawfare condenó al presidente Quim Torra i Pla. En caso de que quiera y tenga ganas, se podrá presentar de nuevo, a partir de mañana, para cargos públicos. Me gustaría hacerle llegar la enhorabuena por la caída del sambenito caducado del asunto de las pancartas. Siempre he deseado lo mejor para Quim Torra, y no es ahora —sin motivos, y en una parcial, pero elaborada, campaña de invisibilidad del expresidente— el momento de retroceder. Seguiré con interés sus declaraciones y decisiones, y solamente lamento que no tuviera éxito cuando había una migrada oportunidad para conseguir la libertad, si la buena gente "apretava fort"… y no iba de farol.
Mucha suerte para todos y feliz año 2024, especialmente para la gente del Tsunami, y para los buenos periodistas y fotógrafos, para los que cantan rap, los que viven como pueden mientras crecen los dinosaurios, y, sobre todo, sobre todo, para los que han hecho de la insumisión la manera más digna de vivir.