Esta semana, el jueves, se publicó una entrevista al actor Antonio Resines. En ella, el actor comenta, respecto a las personas que decidieron no “vacunarse” contra la covid, una serie de cuestiones. Algunas de ellas, rotunda y demostradamente falsas, y otras, en mi opinión, alentadoras a una violencia inaceptable. Iré por partes.
Comenta Resines que, cuando alguien no vacunado iba o va a su casa, lo echaba. Y si era él quien se encontraba en un lugar distinto al propio domicilio, se marchaba. Curiosamente, el entrevistador le pregunta, como sorprendido, por esas personas que “estaban en su casa”. Concretamente, le pregunta si “eran amigos suyos”. Como si tener amigos que no se vacunan fuera algo reprobable. A juzgar por la respuesta de Resines, parece ser que sí, porque el actor intenta justificarse dando a entender que a veces “aparece alguno por su casa que... en fin...”, que no son “exactamente amigos”. Por si había quedado alguna duda, tanto entrevistador como entrevistado dejan claro que “ese tipo de gente (que no se vacuna contra el covid)” no son buena cosa.
Para ser contundente, para que no quepa duda alguna, el actor lo corona diciendo que "a la gente que no se ha vacunado, yo la mando a tomar por culo". Y procede a compararlos con quienes defraudan a Hacienda. Pretende así, supongo, darnos la imagen de que es un tipo implacable, serio y cumplidor. Y que la gente que se cree muy lista, más que los demás, no merece ningún respeto. "No porque nos guste a nadie que nos vacunen, ni pagar a Hacienda", pero, explica Resines, "que las leyes son así".
Pues resulta que no, que las leyes, respetable actor, no son así. En ninguna ley pone que haya que vacunarse de la covid-19. Seguramente sea lo que mucha gente piensa todavía a día de hoy. Gente que no se ha molestado en informarse correctamente. Hubo una región, la gallega de Feijóo, que intentó someter a la ciudadanía con vacunación obligatoria a causa de la covid-19. Pero fue el Gobierno quien tuvo que recordarle que en España la vacunación no puede ser obligatoria, Tribunal Constitucional mediante.
Por mucho que pueda a Resines costarle entenderlo, la vacunación no fue obligatoria. Aunque nos hicieron creer que sí, y eso es otro asunto, que se ve que con él funcionó perfectamente. Nos coaccionaron limitando la libertad de quienes no quisieron vacunarse. Pero aun así, quien se informó bien, pudo —no sin esfuerzo— defenderse más o menos y denunciar lo que, con el tiempo, le ha dado la razón. Si todavía a alguien le queda alguna duda pendiente, debe saber que no era legal obligar a nadie a vacunarse, ni para mantener un trabajo, ni para viajar, ni para hacer absolutamente nada.
No es, en absoluto, comparable con aquellos que incumplen la ley (esta sí) de contribuir pagando impuestos. Eso está perfectamente tasado y regulado, y más allá de la opinión del señor Resines, defraudar a Hacienda es un ilícito. Comparar una cosa absolutamente cierta con otra que no lo es puede ser fruto de la ignorancia, o puede ser manipulación. Démosle, de momento, el beneficio de la duda.
Pero rápidamente salimos de dudas cuando continuamos escuchando al actor. Por sus manifestaciones, parece convencido de que si permite a una persona no vacunada acercarse a él, corre el peligro de contagiarse de la covid. Esto evidencia que hay miedo en él, pues su expresión corporal así lo pone de manifiesto. Es innegable que el actor se altera cada vez más, y es comprensible, pues ha manifestado públicamente haber tenido problemas serios de salud en los últimos tiempos.
Más concretamente, el asunto de la covid para Antonio Resines, es un asunto especialmente delicado, puesto que, según se informó en su momento, “estuvo ingresado en diciembre de 2021 muy grave, al borde de la muerte tras haber contraído covid”. Según publicó la SER en su momento, él comentaba que, durante su ingreso, llegó a pedirle a los sanitarios “que le pegaran un tiro”. Por lo que no resulta complicado comprender que esta persona siente un absoluto terror hacia todo lo que tenga que ver con la covid y va a ser muy complicado encontrar el camino de ofrecerle en algunas cosas un poco de tranquilidad. El miedo es lo que ha hecho que la gente quedase paralizada y asumiera como cierto lo que les dijeran.
Afortunadamente, Resines se recuperó y volvió a las pantallas, sin perder la oportunidad de defender la sanidad pública en cada oportunidad que ha tenido. Algo que se le agradece. Yo no le voy a pedir al señor Resines que se preocupe por analizar el porqué de los problemas que tiene el sistema de Sanidad Pública que él mismo denuncia. Pero le invitaría a hacerlo y a descubrir que son los intereses de la privada, que hace negocio con la salud de la gente, quien va fagocitando lo público. Y ya puestos, le invitaría también a investigar los intereses de otra industria, también muy vinculada a la salud, que es la que vive de su deterioro, es decir, la farmacéutica. No está mal tirar un poco más del hilo cuando uno quiere defender la Sanidad Pública y pararse a pensar en qué le ocurre y por qué está así.
Invitaría a Resines a analizar el porqué de los problemas que tiene el sistema de Sanidad Pública que él mismo denuncia y a descubrir que son los intereses de la privada. Y ya puestos, lo invitaría también a investigar los intereses de otra industria que vive de su deterioro, la farmacéutica
Puestos ya a estudiar, le recomendaría a Resines y a quienes piensan como él, que el hecho de estar vacunado no elimina la posibilidad de contagiar de covid. Incluso a un vacunado, que tampoco está libre de contagiarse. De hecho, hay estudios que apuntan al deterioro de la respuesta inmune detectado en las inoculaciones contra la covid-19 como efecto adverso frecuente, que se multiplica de manera exponencial a medida que se inoculan dosis de refuerzo. Se estudian casos de enfermedades autoinmunes provocadas por este preparado de ARNm, entre otras de diversa gravedad. Lo de la pericarditis, la miocarditis, los trombos e ictus ya se ha constatado. Como se ha advertido también de la posible relación con la aparición de cánceres en personas jóvenes y sanas, de rápida evolución y complicado pronóstico.
Entiendo que leer esto no guste. Pero lo considero necesario porque es la verdad. Ojalá no lo fuera. Como ojalá no se hubiera forzado a "trabajadores esenciales" a inocularse con aquella AstraZeneca que tuvo que ser retirada de inmediato por los daños que estaba causando.
Le recomendaría a Resines que se preocupe por la gente de la asociación ATEAVA, que son trabajadores esenciales (sanitarios, profesores, policías, entre otros), que han visto cómo su salud ha quedado destrozada a causa de cumplir con esa “obligación” que se nos quiso hacer creer que había que asumir para ser buen ciudadano. Ahora no les hacen ni caso, a pesar de haber comparecido en una comisión sobre la pandemia que se celebró en el Congreso de los Diputados. Y sus cuadros son graves y no paran de exigir ayuda. Ellos sí se vacunaron, Antonio. ¿No le parece injusto? Me pregunto por qué usted no les defiende y por qué usted no denuncia lo que les está pasando. Imagino que porque usted sabe que reconocer que este producto no ha sido bueno, lo perjudicará. Lo cancelarán y se le echarán todos encima. Pero lo que le he dicho es absolutamente verdad.
Creo que alguien tiene que explicárselo. Aunque entiendo que es difícil, porque de su boca han salido palabras como "le arranco la cabeza, le doy una patada, que le mando al fondo sur del Bernabéu". ¿Usted está satisfecho por haber dicho semejantes cosas? A mí me parecen muy graves. Yo a usted no le obligo a nada, ni a vacunarse ni a no hacerlo. Sin embargo, usted sí pretende que se nos obligue a los demás a hacer lo que usted considera que está bien, y además se cree justificado para promover la violencia contra otros que no compartan su punto de vista.
Le recuerdo que no vacunarse contra la covid-19, además de ser una decisión legal, puede estar perfectamente amparada en el principio de prudencia. Y también en el del derecho a tener dudas y a buscar respuestas. ¿Usted es siempre así de impulsivo, no reflexiona, no se da un tiempo para pensar? No es agradable escuchar a nadie promover discursos de violencia, de odio. Es lamentable que se fomente y se aliente en medios de comunicación. Lo tremendo es que han pasado ya cuatro días y por lo que parece, Resines no ha sentido la más mínima vergüenza para asomar la cabeza y disculparse.
¿Con quién debería disculparse? En primer lugar con todo el mundo, porque ha dicho cosas que son mentira. Y a Sánchez y a la progresfera le preocupan mucho los bulos y la desinformación. Alguien como Resines, que cuenta con tanta influencia y es tan conocido, debe tener cuidado cuando hace afirmaciones falsas, que además tienen que ver con cuestiones de Salud Pública. La vacunación no es obligatoria, por lo menos de momento, con la ley en la mano. Engañar a la gente para que piense que sí lo es, me resulta pernicioso y peligroso. Tanto como defraudar a Hacienda.
Alentar la violencia contra otra persona, hay quien pudiera llegar a considerarlo promoción de violencia contra un grupo determinado de la población. Está claro que ese grupo somos los que no nos vacunamos contra el covid-19 y como el sistema ya sabemos de qué lado se puso, mucho me temo que no se preocupará tampoco por nosotros en esta ocasión. Pero que conste que no hemos supuesto un peligro para absolutamente nadie. Hemos tomado la decisión de manera consciente, informada, y desde luego en virtud de nuestros derechos. Algunos, diría que no somos pocos, no solo no nos arrepentimos de haber tomado la decisión, sino que, sinceramente, creemos que es una de las mejores decisiones que hemos tomado en lo que respecta a nuestra salud. Usted tomó la suya y es muy respetable. Tanto como la nuestra.
Me parecía importante hacerle llegar al Sr. Resines, así como a quienes como él puedan pensar, un mensaje que les invite a reflexionar y a rebajar su miedo. Los animo, además, a leer a Jeffrey Tucker que me ha resultado inspirador. Creo que siempre es momento de dialogar y entenderse. Sobre todo cuando hay deseos de arrancar cabezas y dar patadas y se proclaman en horario de máxima audiencia. Menos mal que la mayoría de la audiencia, los jueves por la noche, está en otra parte.