Este diario quiere artículos con títulos breves. Por eso me he limitado a citar el nombre del director de cine, fallecido recientemente, esperando que la canción de Els amics de les Arts surta efecto en el subconsciente de los lectores: vull entendre-ho però no puc (quiero entenderlo, pero no puedo). Me refiero a la consulta que Junts per Catalunya está celebrando estos días entre sus asociados sobre si el partido debe continuar formando parte del actual Govern de la Generalitat de Catalunya o debe abandonar la institución. Hay cinco elementos clave para responder a la pregunta: La independencia, de la que hablan mucho; el modelo de país, del que hablan poco; sus votantes, de los que no hablan; la marca y la consolidación del partido, que parece que ni piensan en ello.
1. Los votantes. Cualquier empresa necesita saber qué vende, a quién le vende y por qué le compran. Más allá del sentido económico del término, una empresa también es lo que hacemos o que tenemos la intención de hacer, especialmente cuando comporta trabajo y esfuerzos. Junts debería saber qué ha prometido, a quién se lo ha prometido y por qué lo han votado. Porque ese es el motivo principal por el que los partidos se presentan a las elecciones: para que los voten. Y al hacerlo adquieren un compromiso con la gente. El programa electoral de Junts para las elecciones del 14 de febrero de 2021 es definido por el propio partido como un contrato con la ciudadanía y que “las personas, su bienestar, la defensa de sus libertades, son el hilo conductor de este contrato”. Y añade "un plan de gobierno para impulsar los potenciales económicos de la sociedad catalana, una acción social para paliar los efectos de la crisis en la sociedad y una priorización de los recursos públicos para garantizar el sector de la salud en Catalunya". Hasta aquí se puede decir que están cumpliendo bastante su compromiso. Pero el programa también dice "defenderemos la constitución de un Govern independentista, desde el convencimiento de que solo desde unas instituciones lideradas sin fisuras por las formaciones independentistas podremos avanzar hacia la independencia", salir del Govern sería no cumplir este compromiso.
2. La independencia. Hacer la independencia es muy complicado, como se ha visto. Hacerlo sin un Govern independentista es, sencillamente, imposible. Es un error querer desvincular el independentismo de la institucionalidad, justamente es uno de los logros de los últimos diez años, un activo que lo ha hecho sociológicamente mayoritario. Otro activo para el independentismo es la unidad política. No existe una visión compartida al respecto, pero es uno de los elementos principales del debate estratégico. Junts, al menos en lo que se refiere a los partidos políticos, es el abanderado de esta unidad. Abandonar el Govern va en contra de su discurso histórico. Pierde identidad.
3. El modelo de país. El arco parlamentario catalán tiene un claro sesgo hacia la izquierda. En cuanto a los partidarios de la aplicación del artículo 155 de la CE, PP y VOX se sitúan en la derecha y extrema derecha, pero son muy minoritarios, y el PSC en el centroizquierda. Los Comuns, no partidarios de la independencia, más a la izquierda. Pero en cuanto al bloque independentista, mayoritario con el 52%, encontramos a Esquerra y, en la extrema izquierda, a la CUP. Que el Govern pierda una visión progresista y liberal, que defiende la concertación, la economía productiva y la moderación fiscal, es un problema para el país. Y para Junts una nueva pérdida de identidad. Muchos de los sectores más dinámicos de la sociedad pueden sentirse abandonados por ellos.
4. La marca. Junts es un partido joven, que se va haciendo. Y todos los inicios tienen dificultades, pero a raíz de los últimos congresos las han ido resolviendo de forma bastante positiva. Pero debe trabajar para consolidar su marca, es decir, explicitar cuáles son sus valores y qué representa. De entrada debe ofrecer coherencia, la confusión genera desconfianza; diferenciación, definir qué le hace diferente a otras opciones políticas; y simplicidad, la gente no quiere más problemas, que ya tiene suficientes. No parece que lo que está ocurriendo estos días ayude en ese sentido. Y renunciar a la mejor tradición del catalanismo desde Prat de la Riba a Pujol, que consiste en obtener siempre el máximo poder institucional posible, tampoco.
5. Consolidar el partido. La implantación territorial es clave para dotar de buenos cimientos a cualquier partido que quiera ser mayoritario. Y esto no significa otra cosa que obtener alcaldes y concejales. Abandonar el Govern complica mucho el mensaje que tendrán que dar dentro de 8 meses en las elecciones municipales. Complica la interlocución de los ayuntamientos que gobierna con la Generalitat. Complica los pactos. Y, como hemos dicho, abandonar el Govern se contradice con presentarse como una opción de gobierno, en este caso, en los ayuntamientos.
No es para bromear. Es una decisión muy trascendente para el país, para Junts y para el independentismo. Pero no puedo entender que ante una situación de crisis importante en el seno del Govern, provocada por incumplimientos, errores políticos, actitudes antipolíticas que ha derivado en un cese doloroso, la opción de Junts pueda acercarse a la actitud de Pépé, el hijo del caudillo del pueblo de Hispalis, en Astérix en Hispania, que cuando se enfada, deja de respirar voluntariamente.