Esta semana Barcelona es de color rojo. Desde la alfombra del glamur de un photocall hasta el rojo del peligro de vivir en la calle, con el hashtag #votinvisible2024. Pues la justicia tardía es también una forma de injusticia, y no existe ninguna ley para abordar el sinhogarismo en Catalunya. Pero empecemos por el lunes. Junto con la actuación programada de Rozalén, hubo la aparición sorpresa de Stay Homas. Precisamente, la cantautora albaceteña es licenciada en psicología y máster en musicoterapia: sus canciones abrazan y sirven para curarse. "No pude parar de llorar", dice Dulceida y su barriguita en sus redes sociales escuchando el miniconcierto que esta gran artista obsequió a los asistentes de la Gala People in Red, comúnmente conocida como Gala del Sida, pero que realmente está dedicada a las enfermedades infecciosas (VIH y coronavirus incluidas). Es la tercera edición a la que he asistido, pero es una gala que siempre había seguido y a la que había deseado ir. Sobre todo cuando veía a Martina Klein luciendo sus vestidos rojos (en esta edición, como Shakira en la MET, iba de Carolina Herrera) y a Àlex Corretja, con los que compartimos unos bailoteos delante del DJ Fede Sardà. Terminó que la Klein le regaló a la actriz Cristina Brondo el Scalextric que les había tocado. En esta edición no cerramos la fiesta, pero llegamos muy temprano para ver la grúa tan instagrameable de la Fura dels Baus. Como sumiller, os tengo que hablar del maridaje. Es increíble como Nandu consigue que el punto de la carne sea perfecto para 750 asistentes y que los vinos de Cadaqués de Martín Faixó (empezando por el cava rosado, continuando por el Picapoll y terminando por el Perafita) estuvieran a la altura de la intensidad gustativa, desde los aperitivos hasta los exquisitos postres.

En la foto principal veréis a la familia Clotet. No solo porque son los anfitriones, sino porque Natalia y Aina fueron, de lejos, las mejor vestidas. Palabra de Wines and the City. Y también porque brillaban con la luz del que triunfa: Clotet con su reciente premio en Canneseries como mejor intérprete por Això no és Suècia, y la Sánchez por el éxito con Sueños de Libertad. En la portada, Bonaventura Clotet también lucía con otros protagonistas, como Andreu Buenafuente o Nandu Jubany. Pero quien escribe la historia de esta gala, que ya va por la decimocuarta edición, es Laura Duran (vestida de Rita Miller), que hace que un Joan Manel Serrat y un Marco Giró acompañado de Santi Villas brinden por la misma causa. ¿Qué cotis hay de la Gala? No puedo decir todo lo que se dijo en mi mesa con Gerard Guiu, Joan Vehils y Carme Barceló, entre otros. Pero sí que todos los números de la rifa se acabaron vendiendo y repartiendo premios. Vestidos de Jesús Peiró, bolsos de Valentino... y, hecho el sorteo, la ganadora fue Jessica Goicoechea (¡las hay con suerte!). Aunque Barcelona sea solidaria, esta es de las pocas galas existentes y que Madrid nos envidia. Tanto, que al día siguiente, las teles generalistas españolas la omitieron de las noticias destacables, a pesar de los 815.000 euros recaudados.

Y ahora es cuando me tacháis de frívola (el eterno retorno Nietzscheano) y hago el giro de guion para hablar de la gente que no tiene ni para un trocito de pan. He estado años colaborando con las hermanas de la caridad en El Raval sirviendo comidas y sé de qué hablo. Precisamente, una de las cosas que más me impactó y aleccionó fue comprobar cómo gente que solo podía disfrutar de esa comida al día (o a la semana), me pedían que les cambiara el pan integral por uno blanco. Tenía veinticinco años, y para mí era más importante servirlo rápidamente para intentar alimentar a cuantas más personas mejor (la gran mayoría eran hombres). Una de las hermanas de la caridad me riñó. "Si quiere un pan distinto, vas a la cocina y lo pides, aunque tardes más en servir". "Aparte de dar de comer, los tenemos que escuchar y hacerles sentir que sus necesidades son importantes, aunque a ti no te lo parezcan". He pensado mucho en ese momento. Como cuando nosotros tenemos un coche y queremos otro nuevo, cuando lo importante es tener un medio de transporte. Perdonad la simplicidad del ejemplo, pero es lo que le expliqué a mi hija cuando, hace unos años, fuimos con Bel Olid a leer libros al Casal dels Infants "a los niños que no tienen cosas". Y que cada año hacen una gran recaudación para los jóvenes del barrio con su noche en el Liceo.

Este miércoles, Vita también me acompañó a la Fundació Arrels, porque, al igual que ve a su madre sacarse fotos en la alfombra roja, debe entender que las redes sociales no solo sirven para lucirse, sino también para dar visibilidad a quien no la tiene. Dejé mi Twitter a Jesús Marcos para darle voz. Está afónico por el cáncer de garganta que sufre. La iniciativa ha sido de la Fundació Arrels, con el objetivo de que distintos profesionales cediéramos nuestro perfil a los sintechos para que pudieran hacer públicas sus necesidades perentorias a los distintos partidos políticos. Más de 1.300 personas dormirán en la calle esta noche en Barcelona, mientras nosotros estamos pendientes de las elecciones de este fin de semana. El coste de vivir al raso es de veinticinco años menos de esperanza de vida. Y salga quien salga el domingo, ningún partido tiene en su programa cómo solucionar el problema de los sintechos. "No me des pescado, enséñame a pescar" es una gran frase. Jesús hace doce años que vive en un piso, pero ha pasado treinta malviviendo en la calle. Niño abandonado a los dos años y maltratado en el orfanato, Jesús acabó volviéndose ludópata. Hace unos años que está limpio gracias a la terapia y nos enseñó vídeos de la obra de teatro en la que está participando a sus 76 años. A mi hija le emocionó tanto, que le regaló el abrazo que ningún nieto le ha podido dar.